En la Patagonia Argentina, precisamente en la provincia de Santa Cruz, conviven dos tipos de climas: uno árido del centro-este y el frío húmedo del oeste. Estas condiciones tornan problemático el cultivo de alimentos.

El Colegio Provincial de Educación Secundaria Rural Itinerante N°35, de Tellier, que notó en uno de los tres viveros que poseen, que las semillas que habían plantado no estaban germinando. Esto se debía a las malas condiciones del suelo.

La institución con orientación en Bachillerato de Agroambiente decidió participar del concurso “Premio Fundación Grupo Petersen a la Innovación Educativa”, para repensar la situación que transitaban a partir de la innovación y el aprendizaje significativo. Su proyecto “Transformando la Basura” obtuvo el primer puesto en la etapa regional para Ciclo Básico.

“Ante la situación de no contar con parte de la huerta decidimos generar un proyecto de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) para pensar una solución mediante el compostaje nos permitió mejorar lo que teníamos”, detalla Gloria López, tutora pedagógica de la Institución.

Así fue como el grupo de la escuela puso manos a la obra para empezar diseñar una campaña de concientización para la comunidad sobre la importancia del vivero escolar. Para ello fue necesario incluir conocimientos de materias como Matemática, Química y Biología, entre otras, a fin de lograr un proyecto transversal y significativo.

Para la comunidad el cuidado del vivero es muy importante ya que allí se producen diferentes hortalizas (acelga, lechuga, zanahoria y remolacha) y es, a su vez, un punto de contacto de los estudiantes con la naturaleza.

Pero al momento de plantear el proyecto se dieron cuenta que la mayor problemática que les impedía trabajar era la poca cantidad de basura que se generaba en la institución. Así fue como diseñaron a “Basurin”, un basurero portátil que promovía la separación de residuos en el hogar y, de esta forma, obtener material para trabajar en el vivero.

“En el spot que diseñaron está la idea de que lo que sacamos de la tierra tiene que poder volver a ella. Es necesario fomentar la alimentación saludable en los alumnos, que tenga un circuito completo dónde la fruta y la verdura sean el alimento principal de su comida diaria”, comenta López.

Los huertos escolares proporcionan una mejor calidad en alimentación, brindando frutas y hortalizas variadas que son fuentes de vitaminas y minerales necesarios para el desarrollo de niñas y niños.

Los estudiantes llevaban la basura los martes y viernes al colegio para producir compost y con este mejorar las condiciones del suelo de la huerta. 



Para la tutora pedagógica, el aprendizaje basado en proyectos generó una “revolución” en el aula ya que los estudiantes son quienes “llevan adelante la propuesta” y se incorporan la mayoría de los conocimientos enseñados.

Los Premios FGP a la Innovación Educativa fueron creados durante el 2020 y este año entregaron 11 millones de pesos. El concurso está dirigido a escuelas secundarias de gestión estatal y privada de San Juan, Santa Fe, Entre Ríos y Santa Cruz. Su objetivo es contribuir a la formación de docentes en estrategias de aprendizaje activo que lleven a involucrar a los estudiantes en procesos educativos de alto impacto.

En 2022 hubo más de 115 proyectos presentados a nivel nacional. Los docentes realizaron una formación en ABP, Tecnología y Matemática orientada a proyectos durante 5 meses para lograr obtener propuestas innovadoras y sustentables.

“Para los estudiantes y los docentes, recibir un reconocimiento por un proyecto fue algo maravilloso. Muchos chicos piensan que no pueden generar una innovación de este calibre, pero el ir pasando de instancias los fue motivando muchísimo. Ahora queremos continuar involucrando a la comunidad y empezar a trabajar otros formatos de reciclaje como el plástico”, concluye Gloria López.

La posibilidad de contar con una huerta en el entorno escolar promueve la conciencia del cuidado y el respeto por el medio ambiente, al mismo tiempo las y los estudiantes son partícipes de actividades que mejoran el clima escolar e impulsan entornos saludables.