“Docentes que Inspiran” es una iniciativa que reconoce la labor docente y busca movilizar a toda la comunidad para mejorar la educación. Las historias de quienes imparten clases todos los días en las aulas de Argentina son inspiradoras y dejan huellas en muchos de sus estudiantes.
Miguel Mascaró obtuvo una Mención de Honor por utilizar la inteligencia emocional como herramienta didáctica en sus clases. A través del aprendizaje basado en proyectos, sus alumnos logran incorporar nuevos conocimientos.
Miguel creció en Goyena, un pequeño pueblo de pocos habitantes en la provincia de Buenos Aires, y se graduó en la carrera de Ingeniería Agrónoma en la Universidad de La Plata (UNLP). Luego volvió a su pueblo natal para dar clases.
La pasión por la enseñanza siempre fue un
“gustito” que tuvo y que pudo desarrollar en la
Escuela Secundaria Agraria N°1 “Ezequiel Martínez Estrada”. Los años dentro de la institución le permitieron saber cómo atraer la inquietud de sus estudiantes.
“Hace más de 15 años que empecé a trabajar con Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) porque la sociedad demandaba otras experiencias. Pero sabía que tenía que incluir la inteligencia emocional de quienes estaban en el aula”, explica
Miguel.
Lo que empezó a hacer fue conversar con los jóvenes para conocer sus intereses, y luego proponerles proyectos que pudieran concretarse. Según el docente de Mecánica Agrícola, esta forma de enseñar permite lograr
“grandes cosas” desde la
“pasión” de los estudiantes.
El
Aprendizaje Basado en Proyectos es una metodología activa que conecta el aprendizaje escolar con el sentido de vida de los estudiantes. Así, enfrentan problemáticas reales y asumen desafíos que tienen que ver con lo que están viviendo.
Esta herramienta metodológica permite desafiar y motivar para que el aprendizaje tenga impacto en la cotidianidad.
“No creo que haya recetas para dar una clase, pero sí es importante interpretar cómo el alumno accede mejor a la información. Esta metodología tiene la particularidad de que necesita horas de práctica”, comenta
Miguel.
Hijo de padres agropecuarios que le inculcaron los valores del esfuerzo y el trabajo,
Mascaro consiguió esta destacada Mención gracias a la participación y el aprendizaje en diferentes ramas desde las ciencias naturales hasta la tecnología y el emprendedurismo para que sus alumnos pudieran llevar adelante proyectos sobresalientes.
En sus más de 20 años de trayectoria docente, desarrolló cerca de 70 proyectos educativos con más de 300 estudiantes que alcanzaron instancias nacionales y regionales en diversas competencias.
Por ejemplo, se destaca el proyecto
“Margarita”, un simulador bovino que obtuvo el 4to puesto en el
Concurso Nacional Docentes Innovadores en 2019. El objetivo fue desarrollar una herramienta pedagógica que impulsara buenas prácticas ganaderas e incentivar a los estudiantes a experimentar tareas de la industria de una manera sostenible y amigable con los animales.
Su importante labor dentro del aula se destaca porque más del 50% de los alumnos que participaron en sus proyectos lograron mejoras en el rendimiento académico y pudieron incorporar nuevas habilidades como el trabajo en equipo, el compromiso y el cuidado del ambiente.
“Este reconocimiento es al trabajo que uno brinda a la educación, pero hay cientos de docentes muy preparados en todo el país. Lo más valioso es poder colaborar y motivar a otros colegas para que se animen”, concluye
Miguel Mascaro.
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