Tal vez la principal contribución de la educación técnica en la Argentina sea darles a los y las estudiantes las herramientas para poder integrarse al mundo laboral con éxito, pero ¿qué tal si este no es su único objetivo? ¿Si con esos saberes se pueden desenvolver como agentes de verdaderos cambios? ¿Qué ocurriría si en el proceso de aprendizaje de las y los estudiantes lograran transformar a la comunidad?

En el año 2019, los estudiantes de 7° año de electromecánica, de la E.E.S.T N°5 de Lomas de Zamora, participaron del proyecto “Dragones del Asfalto”, el cual tenía como objetivo realizar un equipo para el impulso de skateboarding, como deporte, para personas con discapacidad, esto me hizo reflexionar sobre el rol de la educación técnica, no solo debía formar futuros técnicos, sino que también, podía ser un agente de cambio socio-cultural.  El alcance que tuvo este proyecto supero los niveles, que ninguno de los que estábamos involucrados, pensamos que podía llegar. Contextualizando, hoy este equipo impulso el deporte a nivel nacional y tiene una proyección muy alta, ya que logro el apoyo de la federación nacional de dicho deporte.

Mientras escribo este artículo me resuena una frase que me dijo el profesor Juan Donati, quien trajo el proyecto a la escuela, “yo no puedo pensar el proyecto sin la escuela técnica”. Esto me hace pensar que la visión que se tiene de este tipo de instituciones se podría cambiar y las podríamos replantear como agentes de generación de oportunidades para el desarrollo de proyectos que permitan al estudiantado utilizar los recursos y conocimientos adquiridos para la inclusión de personas en desigualdad de condiciones, no solo aquellas que tengan dificultades físicas, sino que también las que tengan otro tipo de necesidades. Soy un convencido, de que estas intervenciones en el proceso formativo de las y los estudiantes, generara en ellos cambios profundos, y que esto alienta al empoderamiento de los proyectos, y que al ver los frutos de lo que han realizado, saldrán más empáticos y esto provocara una retroalimentación beneficiosa para toda la comunidad. Suena utópico, pero mi experiencia en este tipo de proyectos me demuestra que es posible que, mediante la guía de las y los estudiantes, empecemos a transitar un proceso trasformador de la sociedad. A todo aquel que fue atravesado por una acción de estas características, les produjo un cambio profundo del como mirar al otro. Tenemos los medios y los conocimientos, para que las escuelas técnicas sean parte del camino de transformación social. 



Es necesario el cambio de paradigma de la educación técnica, en donde formamos personal para empleos en fábricas, tenemos que darles la oportunidad de generar sus propias ideas y si eso lo hacen con el objetivo de interpelar al prójimo para ayudar a su integración, mejor. Hoy las habilidades con las que cuentan las y los alumnos pueden volcarse a variados ámbitos y todos ellos pueden ser movilizante, transgrediendo los conceptos y estructuras que nos rodean y la integración también puede estar de la mano del cuidado de los recursos y el medio ambiente.

La sociedad será un lugar más justo cuando todas y todos tengamos las mismas oportunidades y eso se logra con empatía y vizibilización de las dificultades de los demás.

Por último, podemos quedarnos con la escuela tradicional o podemos evolucionar hacia una sociedad más inclusiva y con las mismas oportunidades para todos, lo que les aseguró es que una vez que hayan sido alcanzados por esta oportunidad jamás la dejaran ir.