Aunque parezca difícil de creer, en Argentina solemos conocer historias nórdicas, griegas o niponas por sobre aquellas que se gestaron en nuestro territorio. Por ello,
Daniela Fernández desarrolló un videojuego basado en un relato de
pueblos originarios que sus abuelos le contaban cada vez que visitaba Chaco.
La idea de
“Laidaxai y el árbol Negro” comenzó en 2017 cuando
Daniela era estudiante de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU). En ese momento, y con el interés puesto en sus propios orígenes, decidió investigar sobre la
historia Qom.
El tiempo pasó para
Fernández mientras, poco a poco desarrollaba su proyecto. Recién en 2020 se animó a presentarlo en
Crear, un concurso de la Secretaría de Medios y Comunicación Pública de la Nación que tiene como fin promover y fomentar la generación de contenidos lúdicos educativos con una perspectiva federal y desde la diversidad cultural.
Allí consiguió una beca de apenas 20 mil pesos para dos meses de trabajo. Este dinero lo utilizó para que
Matías Carou en música y,
Nacho Rud en diseño, la ayudasen a transfor su idea en un prototipo interesante para jugar y subir a
itchi.
“Mi objetivo es que sea gratis y que puedan jugarlo en las computadoras de Conectar Igualdad. En muchas escuelas lo probaron, lo que me ayudó para perfeccionar algunas cuestiones. En el aula lo usaban como una herramienta para fusionar el arte, la programación y la literatura.”, detalla
Daniela Fernández, quién además estudió Diseño de Imagen y Sonido en la UBA.
El gameplay 2D
se inspiró en el relato Qom sobre el árbol negro, Nawe Epaq, y una niña debe salvar a su comunidad de una extraña enfermedad. En esta mitología se dice que existe un árbol que emerge del medio de una laguna donde habitan las bestias peligrosas del agua.
En sueños, los chamanes eran guiados por sus espíritus auxiliares hacia allí para aumentar su haloik (poder). Y los piogonak (chamanes) debían trepar el árbol hasta la punta mientras que, realizando plegarias, sorteaban los espíritus malos. Cada nivel superado tenía un animal o ser guardián que lo representaba, y el chamán absorbería el haloik de ellos a medida que lograba el ascenso. Una vez arriba debía arrojarse hacia las aguas oscuras evitando las bestias acuáticas hasta llegar a la orilla.
Para asentar la idea del videojuego recurrió a
Cinthia Longo, docente del Centro Educativo Franciscano Bilingüe e Intercultural Cacique Pelayo N°72 en Fontana, Chaco.
“Empezamos a desmenuzarlo culturalmente desde la cosmovisión de nuestra cultura qom”, afirma la maestra de Nivel Inicial.
Laidaxai significa “morena” por lo que
Daniela Fernández bautizó así su obra en homenaje a la primera mujer que figuró con un nombre Qom en su documento.
“Laida es una niña que a través de sus sueños logra llegar al árbol negro, un árbol que otorga poderes de piogonak (chaman), que le permitirán curar una extraña enfermedad que padecen los habitantes de su comunidad. Para lograr convertirse en chamana deberá atravesar todos los niveles del árbol, desde el suelo hasta su copa, obteniendo así un nuevo poder en cada nivel, y evitando que la fuerza de otros chamanes y la presencia de los seres protectores del árbol la hagan caer”, explica la descripción del videojuego en su demo.
La existencia de videojuegos que planteen situaciones que normalmente no vemos generan una repercusión interesante en nuestra cultura. El primer juego de
Daniela fue
ITA, dónde una niña chaqueña es raptada por el Yasí Yateré y debe recorrer el litoral sin que los seres de la noche roben su luz espiritual. Cuando se presentó a una Game Jam una niña se acercó y le comentó que se parecía a
“las historias japonesas que me gustan buscar en internet”.
“Me quedé pensando sobre que estamos yendo a buscar afuera cosas que tenemos acá nomás. Eso fue un disparador para que sea accesible para todos los niños”, sostiene
Daniela.
“Laidaxai y el árbol Negro” logró superar fronteras. En Brasil se desarrolló la
ComKids, un festival de medios interactivos que tiene como iniciativa la producción y promoción de contenidos digitales y audiovisuales de calidad para niños. Allí,
Fernández presentó su videojuego que triunfó en la categoría
Games del Festival Internacional.
El valor cultural de un juego que explora la cosmovisión de la cultura Qom es sumamente importante. Ahora, cuando los estudiantes lo jueguen, en muchos casos, van a poder sentirse identificados desde el personaje o desde el relato.
“Es importante que alumnos, docentes y la comunidad en general sepan sobre las historias de la comunidad Qom porque somos una cultura viviente que comparte con la sociedad”, concluye
Cinthia Longo, docente del Centro Educativo Franciscano Bilingüe e Intercultural Cacique Pelayo N°72 en Fontana, Chaco
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