El sueño de una familia rutera se transformó en la posibilidad de apadrinar a más de 70 escuelas en Argentina. Su objetivo es capacitar docentes, expandir programas de tecnología, promocionar la lectura, generar conciencia sobre el cuidado de la salud y el medioambiente y mejorar los recursos edilicios.

El nombre de la Fundación tiene su anclaje en el recorrido que este grupo realizaba para conocer los paisajes más impactantes que cruzan la ruta más larga del país, y que recorre paralela la Cordillera de Los Andes. Durante esos trayectos notaron que también había grandes necesidades a la vera del camino.

La creación de este emprendimiento social les permitió conocer diferentes comunidades y, de la calidez de su gente, aprender sus valores, costumbres y su forma de vida.

“Fundación Ruta 40 tiene la misión de contribuir al desarrollo de escuelas rurales para brindar una educación de calidad y que así los estudiantes puedan elegir libremente su futuro. Llegamos de manera integral, con cinco áreas de trabajo para acompañarlas en el proceso de crecimiento”, detalla Paula Ayerza, a cargo de Desarrollo de Programas.

Comenzaron con un trabajo más informal allá por 2005, colaborando con necesidades urgentes como alimentos o ropa. Poco a poco fue mutando a un proyecto cada vez más ambicioso y complejo. La Fundación se encuentra presente en once provincias argentinas acompañando a más de 70 escuelas rurales con diferentes iniciativas. 



Según su informe de 2021, impactaron en la formación académica de 22.995 alumnos con los diferentes programas, a alrededor de 2400 docentes y beneficiaron a 236 familias.

No es un dato menor que la llegada de la pandemia provocó un cambio en la forma de pensar y trabajar desde y para el territorio. Según Paula, este momento de crisis generó una gran oportunidad para “volcar todo lo realizado en la virtualidad” y así “poder llegar a más instituciones”.

Reconociendo la importancia de las necesidades urgentes, desde Fundación Ruta 40 entienden que es necesario trabajar con temas básicos. Por ello se basa en cinco ejes: recursos e infraestructura, bibliotecas y promoción de la lectura, promoción de la salud y cuidado del medioambiente, promoción humana y comunitaria e innovación y tecnología. 

“Buscamos acercar aquellas herramientas innovadoras a las escuelas rurales, sin olvidarnos de sus necesidades básicas porque eso nos va a permitir escalar. Tenemos una mirada integral de la educación”, sostiene Ayerza.

Las instituciones educativas en el ámbito rural son, en su mayoría, de plurigrados, es decir que alumnos de diferentes edades estudian en el mismo aula. 



Por ello, el rol docente es fundamental en estas comunidades. No solamente cumplen con una responsabilidad académica, sino que deben ser líderes comunitarios para acompañar a sus alumnos. Además, tener una gran capacidad de adaptación.

Debido a lo antes dicho, Fundación Ruta 40 organiza talleres de capacitación en liderazgo, autoestima, herramientas de enseñanza y varias temáticas que complementan el trabajo diario en el aula.

“El docente rural hace una entrega muy grande y sabemos que los recursos muchas veces no son suficientes. Por eso intentamos facilitarles el camino viendo cuáles son sus necesidades y a partir de allí generar un espacio de formación que de respuesta”, sostiene Paula Ayerza.

También, existe un ámbito sumamente importante en la formación de la vida educativa y social de una persona: la literatura. Entendiendo que existe una necesidad de mejorar los niveles que Argentina muestra en cuanto valores lectoescritores durante los últimos años, Fundación Ruta 40 organiza talleres de promoción de la lectura y creación de bibliotecas escolares. Así, estos espacios tienen el objetivo de contribuir al proceso de alfabetización desde diferentes dinámicas.

“Es un trabajo de hormiga, pero vemos que todo lo que sembramos se está aprovechando. El impacto lo notamos con la charla con docentes, directivos y padres”, concluye Ayerza.