La llegada de diferentes elementos electrónicos causó preocupación en los espacios educativos, ya que eran vistos como enemigos para los procesos de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, la irrupción de la pandemia hace dos años modificó de manera radical el hecho de cómo utilizamos los celulares o computadoras para educarnos. 

Pasamos del rechazo casi absoluto a considerarlo en ciertos casos. A partir de ese entonces fue necesario el uso de herramientas tecnológicas para acceder al derecho a la educación por parte de los estudiantes. La conexión fue la única alternativa sin salir y nos permitió continuar con lo educativo, lo vincular, lo laboral y el ocio.

¿Somos conscientes de las ventajas y los riesgos de Internet? ¿Mantenemos una actitud crítica y respetuosa? ¿Utilizamos el sentido común? ¿Distinguimos lo público de lo privado? ¿Sabemos gestionar el espacio y el tiempo de conexión y desconexión de la red?

“Hiperconectados. Guía para la educación de nativos digitales” (Santillana), es un libro de Roberto Balaguer y Cristina Canoura. En el texto se analiza el impacto de las tecnologías en la mente de los niños y adolescentes, es un aliciente para aquellos padres que se encuentran a medio camino entre la fascinación y el temor por el uso que sus hijos hacen de Internet.



La concepción de la privacidad ha cambiado en los últimos años, sobre todo con el arribo de las redes sociales y otros servicios virtuales que están modelando nuevas formas de relacionarse, comunicarse, compartir información y manejar la identidad on line.

Los autores pretenden que padres y educadores conozcan los entornos dónde crecen los hijos/estudiantes para dejar de lado prejuicios y lograr una buena utilización de las herramientas digitales.

Como explican en su introducción, el ciberespacio tiene, y más aún en los últimos años, “más repercusiones en el mundo real”, pero a los propósitos prácticos “queda muchas veces invisible”. 

Para Balaguer, Psicólogo clínico y educacional de la Universidad de la República (UDELAR) y Magíster en Educación, las tecnologías “son una puerta de entrada y de salida”. Debemos entender la importancia de cambiar del paradigma controlador a uno más decisional. “Cuando los jóvenes dejan de tomar decisiones por sí mismos están en riesgo por grooming, por ejemplo. Es necesario que puedan ser mejores tomadores de decisiones”, explica.

Y en este punto la escuela juega un rol fundamental, ya que allí es donde los estudiantes pasan gran parte de su crecimiento. 

“En un mundo hiperconectado, la escuela es uno de los pocos lugares donde la cuestión analógica sigue estando vigente. Los cuerpos, el encuentro, las caras y el intercambio se corporizan. Se debería seguir pidiendo que las instituciones educativas continúen siendo analógicas porque es lo que necesita esta generación. Aprovechar esta característica puede generar un mundo más equilibrado entre el afuera y el adentro”, sostiene Roberto Balaguer, co autor del libro “Hiperconectados. Guía para la educación de nativos digitales”.

La comunicación adolescente ha encontrado el nuevo territorio del chat y de los mensajes de texto para desarrollarse. Las aplicaciones los mantienen en permanente conexión, Hiperconectados varias horas al día, mientras hacen otras actividades en simultáneo.

Y la lógica de estas herramientas siguen, en general, la lógica que Steve Krug desarrolla en su libro “Don´t let me think” cuando afirma que el mundo digital está diseñado para “no pensar”, sino que, busca el acto procedimental sin una carga cognitiva que genere frustración o aburrimiento.



“El problema con la educación es que cuando buscamos que los procesos sean divertidos puede terminar en una plataformización donde los estudiantes piensan que la vida siempre es divertida. La escuela va a contrapelo porque supone procesos más profundos, con esfuerzos cognitivos que permitan aprender en profundidad”, desarrolla Balaguer, experto en TIC y Discapacidad.

Todas las implicaciones que el mundo digital provoca en el sistema educativo no pueden retraerse a la inacción, sino que es necesario despojarnos de pensamientos rígidos y prejuiciosos para comprender mejor el uso y las posibilidades que las herramientas digitales nos brindan a la hora de enseñar.