En un contexto marcado por la posible vuelta de las escuelas a la virtualidad, las organizaciones sociales relevaron la calidad y el impacto de las clases a distancia durante el 2020 en 4400 villas y barrios populares de todo el país. En ellas viven unas 4 millones de personas.
El foco del relevamiento, realizado por la
Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) junto a la Universidad Popular de Barrios de Pie, fueron los 16 mil chicos de entre 3 y 17 años. La evidencia muestra que el contacto de las familias con las instituciones educativas está dado principalmente por
WhatsApp (76,8%), y solo un 4,8% utiliza plataformas educativas.
Este dato se complementa con las serias dificultades en la conectividad que expresaron las familias encuestadas. Un 44,4% manifiesta que la conexión se da a través de datos móviles.
El escenario es más alarmante si se tiene en cuenta que de cada
10 hogares 6 cuentan con un solo dispositivo, el cuál debe compartirse con los demás convivientes.
Lo que se evidencia con estos datos son las dificultades al momento de cumplir con las tareas asignadas.
Solo un 6% realizó todas las tareas, mientras que un 56% de los hogares con niños en edad escolar no pudo cumplir con lo asignado.
La encuesta de Barrios de Pie señala que un
55,4 por ciento de los hogares requiere ayuda extra al momento de completar una tarea. Para esto los movimientos sociales consideran vital que se abran espacios de apoyo escolar en los barrios.
El rol de las madres en las tareas de cuidado y apoyo escolar resulta trascendental. Son quienes,
en un 63%, acompañan a sus hijos en la realización de las tareas. Apenas el 5,9% de los padres colabora con el aprendizaje.
Además, de los hogares con chicos en edad escolar: 2115 pertenecen al sistema inicial; 7759, al primario; y 4452, al secundario. Entre esos 14.681 hogares, la mayoría (44,3%) considera que con la modalidad de educación a distancia
“estudió menos que antes de la pandemia”.
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