Resignificando una idea nacida en Copenhague durante los 2000´s, la
Biblioteca Argentina Dr. Julián Álvarez de Rosario desarrolla un proyecto que pretende ser un espacio de encuentro real, cara a cara, entre personas.
Biblioteca Presente no parte de la idea de prestar un libro, sino en la necesidad de compartir historias personales. La idea es que cada persona se ofrezca, de forma voluntaria y gratuita, como un libro humano para compartir experiencias, aprender nuevas realidades y empatizar con su situación para romper perjuicios, fomentar el diálogo, la comprensión y la tolerancia.
“La búsqueda fue pensar en cómo abrir la Biblioteca con alternativas que sean más dinámicas. Así fue que pensamos una propuesta que invite no solo desde el libro objeto sino alternativas más amigables y que, como metáfora, se democratice los saberes y el acceso a ellos”, afirma Federico Tinivella, subdirector de la
Biblioteca Argentina Dr. Julián Álvarez de Rosario.
En un momento donde nos encontramos hiperconectados, altamente digitalizados y con una irrigación de información de forma constante y excesiva, las bibliotecas nos permiten acercarnos a distintos saberes mediante la pausa y la reflexión.
“En un momento dónde estamos descolonizando algunas ideas que nos fueron impuestos, la Biblioteca es un espacio para visibilizar actores que no eran parte y ser un espacio de encuentro, siempre desde la mirada de un lugar público diverso”.
En su última presentación estuvieron presentes Marcelo Ciani
(La escritura y la vida), Ricardo López
(Originarios, saberes de raíz), Ana Theiler
(Recetas con historia), Graciela Diez
(La memoria del afecto), Marcela Jurado
(La vida en dos ruedas), Mariangeles Carmona
(La música como puente), Julián Molina
(La vida de un deportista de alto rendimiento), More García
(Sospecha de maquillaje) y Martha Díaz
(Sobrevivir la dictadura). La propuesta de estos
“libros humanos” es simple: estas personas narran en voz alta su historia. Otras, las escuchan.
“Esto es la posibilidad de escuchar a otros porque a veces estamos muy metidos en lo que decimos y poco en lo que otros tienen para contarnos. Se trata de un proyecto para encontrarnos con personas anónimas para construir, confrontar y enriquecerse mutuamente”, detalla Tinivella.
Los otros, los que viven a nuestro lado y de los que no conocemos muchas veces ni su nombre, nunca deben ser extraños, son nuestros vecinos y sus historias pueden ser lecciones muy útiles para todos. La Biblioteca Presente nos enseña que las apariencias suelen engañar, y que las personas somos como portadas de libros que aún no hemos leído y que deberíamos leer.
El inicio del proyecto
La primera Biblioteca Humana que se conoce abrió sus puertas en Copenhague en el año 2000, dentro del Festival de Roskilde, uno de los mayores festivales de verano que se celebran en Europa. Su propósito era reducir la discriminación que existía entre los jóvenes, poniendo en entredicho los prejuicios y los estereotipos y promoviendo el diálogo, la tolerancia y la comprensión hacia personas de otras razas, culturas y religiones.
Su objetivo fue
promover la comprensión y el diálogo con otras etnias, culturas y religiones. Fueron el periodista danés Ronni Abelger, su hermano Dany y sus colegas Asma Mouna y Christoffer Erichsen quienes crearon en Copenhague la primera Menneskebiblioteket. Abelger partió de una idea clara: igual que no podemos juzgar el contenido de los libros por su cubierta, no podemos juzgar a las personas por su aspecto, origen o circunstancias.
“Pensamos en “convertir en libros” a ciertas personas que poseen ciertos saberes. La experiencia ya se había desarrollado en la Biblioteca Vasconcelos de México, en algunas de Colombia y algo se hizo en Buenos Aires. Pero, dentro de lo que analizamos, muchos de los libros tenían un sesgo vinculado a cierta meritocracia”, describe Tinivella.
“Se trataba de historias de superación de problemáticas o bien de personas con una particularidad extrema”.
En la Biblioteca Argentina de Rosario resignificaron la idea invitando a personas con experiencia de vida muy heterogéneas y variadas bajo un manto de pluralidad en la que todos somos importantes. “
Esta primera experiencia fue un boca en boca y priorizamos personas que tengan un saber vivencial frente a uno académico”, explica Fernanda Rivero, participante del proyecto Biblioteca Presente
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