La presencialidad quedó vedada para las producciones artísticas debido al confinamiento que provocó la pandemia. Ir al cine, al teatro o al museo fueron actividades relegadas a causa del COVID-19, y por ello, este tipo de consumos culturales vieron la manera de mudarse a plataformas virtuales. Lo mismo sucedió con la escuela, que debió adaptarse para impartir conocimientos. En ese contexto es que surge la propuesta del Teatro Nacional Cervantes como un vehículo de mediación entre las Artes Escénicas y las Instituciones Escolares durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.
Cervantes Educación es un programa dentro del área de Gestión de Públicos que desarrolló acciones que promueven el pensamiento crítico, el aprendizaje y el disfrute durante la pandemia. Las herramientas, como los registros audiovisuales de los espectáculos producidos en el Teatro Nacional Cervantes y los cuadernillos pedagógicos sugeridos para trabajar con los docentes están dirigidos para alumnos de los niveles Inicial, Primario, Medio, Terciario y Superior. Estos se encuentran dentro del Programa
SEGUIMOS EDUCANDO del Ministerio de Educación de la Nación.
La iniciativa permitió que alrededor de 150 mil estudiantes de veinte provincias diferentes pudieran trabajar con alguna de las nueve obras seleccionadas para los distintos niveles educativos. Las 1750 inscripciones que se recibieron durante el 2020 superaron ampliamente al promedio de 500 de los años anteriores. En este caso, la virtualidad logró federalizar los bienes culturales que se exhiben en el Teatro Nacional Cervantes.
“El programa funcionó de maravillas, más de lo que nos imaginábamos teniendo en cuenta el pequeño corpus de títulos con los que contábamos. La pandemia nos permitió vincular a las instituciones con un alcance mayor”, nos comenta con orgullo la Coordinadora de Gestión de Públicos, Sonia Jaroslavsky.
Mediante una inscripción previa, los docentes tienen a disposición los espectáculos en “Cervantes Online” para trabajar con sus alumnos durante quince días. Además para abordar las obras, cuentan con materiales pedagógicos, de descarga pública y gratuita. Estas son seleccionadas por su calidad audiovisual y la posibilidad que existe de adecuarlas a los diferentes niveles. Cabe destacar que los registros se encuentran subtitulados en favor del proyecto de accesibilidad para personas con discapacidad auditiva y visual.
Acercarles el teatro a niños y jóvenes resultó una experiencia enriquecedora para generar una ciudadanía cultural desde temprana edad. En el Estudio de caracterización de públicos que publicó Cervantes en 2019,se puede apreciar que la edad promedio de quienes consumen estos productos culturales es de 45 años, siendo solamente un 13% menores de 29 años. Este tipo de propuestas posibilita que un grupo tenga un acercamiento paulatino a las artes escénicas, mediante un trabajo educador, que permita la repetición de la experiencia, compare diferentes estéticas culturales y rompa la frontera de que el teatro es un lugar para personas grandes.
“De las obras en cartel analizamos cuáles serían interesantes para generar un recorrido desde la expectación. No es cualquier cosa para cualquier persona. Necesitamos saber quiénes son los que se acercan para conocerlos”, afirma Sonia sobre el proceso que realizaron para seleccionar los títulos que estuvieron a disposición de las escuelas.
Antes de que los alumnos lleguen al espectáculo se propone un trabajo de mediación realizado por el docente para que la experiencia sea más gratificante. Por ejemplo, Jamlet de Villa Elvira es una dramaturgia de Blas Arrese Igor pensada para Escuelas Secundaria, pero es necesario conocer previamente, al menos el argumento de "Hamlet", la obra original de Shakespeare, para que la experiencia sea totalmente plena. Además, tras la función se generan charlas-debate para profundizar sobre la obra y comprender los diferentes procedimientos teatrales, que son aquellos donde se sitúa el trabajo educativo entendiendo que la búsqueda está basada en generar una reflexión a partir de la deconstrucción de tres elementos: el espacio, la actuación y la dramaturgia.
Es sabido que la pandemia imposibilitó realizar muchas actividades de manera presencial y es por eso que la propuesta “Cervantes Educación” resultó útil y efectiva para las instituciones que decidieron participar.
“Con Deseos Inquietos, el único material que tenemos para nivel inicial, pasaron cosas hermosas. En algunos lugares las profesoras ponían la televisión y con distanciamiento juntaban a los chicos y chicas para generarles el ritual de ir al teatro. También hubo lugares de ancianos o establecimiento psiquiátricos los ves mirando Cirano de más acá. Fueron insumos importantes para palear los momentos de incertidumbre no solo a nivel educativo sino más bien emocional”, nos detalla la Coordinadora.
En este sentido la virtualidad permitió disfrutar algunas de las obras que están en cartel en el Teatro Nacional Cervantes e incluso hasta tener una experiencia de diálogo o charla con algún integrante del elenco. Así es como escuelas de Tierra del Fuego tuvieron un Zoom con el director de
La Guiada, Gustavo Tarrio, o alumnos de una escuela de Hurlingham accedieron a ver Locos Recuerdos, una obra que hace diez años no está en cartel debido al fallecimiento de Hugo Midón su director. En este camino es importante pensar que los acercamientos teatrales pueden comenzar desde la virtualidad para, en algún momento, culminar en la presencialidad.
Ahora bien, de cara al 2021 desde el Teatro Nacional Cervantes se planea profundizar el proyecto “Cervantes Educación”, considerándolo un aporte valioso en la vinculación entre el aula y las propuestas escénicas. Dentro de las posibilidades que se evalúan está la de generar registros audiovisuales específicos para los alumnos, ya que los usados son materiales de archivos, y de acercarse a los territorios para mostrar las obras, con una programación pensada particularmente para educación de nivel inicial y primario.
¡Qué grande el Cervantes!
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