Existe una propuesta educativa innovadora que pretende articular los procesos de aprendizaje y servicio a la comunidad en un único proyecto educativo. Esta pedagogía busca involucrar a los estudiantes en actividades que combinan el servicio que combinan la ayuda a la comunidad junto a los saberes académicos.

En Argentina, estas prácticas las lleva adelante hace 20 años el Centro Latinoamericano de Aprendizaje y Servicio Solidario (CLAYSS) bajo el lema: “Aprender sirve, servir enseña”. La organización acompaña a estudiantes y educadores que desarrollan proyectos educativos solidarios.

“El aprendizaje-servicio, como pedagogía, permite que se resuelva un problema de la comunidad”, explica Alejandro Gimelli, Coordinador de Programas de Apoyo a Escuelas Solidarias.

Clave detallar que el trabajo de CLAYSS es enseñar a sistematizar e institucionalizar las ideas, que la llevará adelante la institución educativa debido a que son quienes mejor conoce a sus integrantes y a la comunidad que está inserta.

Con su trabajo contribuyen al crecimiento de una cultura fraterna y participativa en todo el mundo a través de una propuesta pedagógica innovadora desde una perspectiva latinoamericana. Además, conforman sociedades fraternas cuyos sistemas educativos contribuyan a la formación integral de una ciudadanía activa, solidaria y comprometida con el cuidado de otros.



Aprendizaje-servicio es cuando el trabajo solidario del grupo juvenil o de la organización comunitaria es también una manera consciente de aprender y aplicar cosas que se aprenden mejor participando: cómo trabajar en equipo, cómo obtener y gestionar recursos, cómo comunicar ideas e ideales, cómo incidir en quienes tienen poder de decisión, cómo hacer escuchar la voz de los que generalmente no la tienen.

“Nuestro rol es empoderar y dar herramientas para que los estudiantes, junto con sus docentes, lleven adelante los proyectos. Buscamos que las Instituciones tengan una capacidad instalada para que permanezcan con independencia de quienes están al frente”, detalla Gimelli.

Entendido como una pedagogía, el aprendizaje-servicio propone un módulo de vinculación pedagógica en la que educador y educando aprenden juntos de la experiencia y se comprometen a transformar la realidad.

Lo que el aprendizaje activo y participativo implica es la reflexión sobre la práctica y el establecimiento de vínculos solidarios que permitan actuar y aprender recíprocamente con la comunidad.

Una concepción de la formación para la ciudadanía activa que no se agota en el conocimiento de las normas y valores y en el diagnóstico de las problemáticas políticas y socioeconómicas, sino que avanza en la elaboración de propuestas y en la activa participación en iniciativas que incluyen no sólo la denuncia y el reclamo, sino también la asunción de responsabilidades y compromisos con la construcción de alternativas superadoras, y el trabajo en articulación con las autoridades y las organizaciones de la sociedad civil.

¿Por qué se enseña a servir diariamente a la comunidad?

Para transformar la realidad se necesita saber mucho más, y por eso las investigaciones muestran que en las escuelas donde crece el aprendizaje-servicio disminuye la deserción y la repitencia, y se mejoran los resultados académicos junto con la convivencia. Junto a esto, las instituciones generan innovaciones tecnológicas e investigaciones relevantes socialmente, y forman profesionales con mejor capacidad de respuesta a los desafíos de la realidad.

“Vemos un incremento en el compromiso muy significativo de los chicos con la escuela, que se transforma en un espacio de práctica y aprendizaje. Con esta metodología se aprende mucho más”, sostiene Alejandro Gimelli, Coordinador de Programas de Apoyo a Escuelas Solidarias.

Fortalecer las experiencias de aprendizaje-servicio contribuye simultáneamente a una mejor educación, trabajando por los derechos y la calidad de vida de muchas poblaciones vulnerables.