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Compostar para la inclusión

Por: EDUCREAR  |  Jueves 18 de Agosto de 2022

La Fundación Juan XXIII, junto con la colaboración de Deloitte, puso en marcha un programa sobre educación medioambiental, en España, liderado por personas con discapacidad intelectual expertos en agricultura ecológica.
 



“The Inclusive Circular Lab” es un programa educativo en agricultura ecológica con el objetivo de involucrar a centros escolares en un programa de economía circular y ciencia ciudadana, a través de proyectos de investigación y compostaje de residuos orgánicos.

El compostaje en la escuela brinda una herramienta fantástica para que niños y jóvenes se introduzcan en el aprovechamiento de los restos vegetales. Así, los alumnos comprenden el ciclo de la materia orgánica de una manera práctica y creativa.

Con una mirada inclusiva, Soluciones Verdes de la Fundación Juan XXIII, junto a Deloitte, Fundación CEPSA, NEC Ibérica y Galápagos desarrollan el proyecto de innovación educativa basado en la sustentabilidad. “Vimos que los colegios eran pioneros en temas de reciclaje, pero estaban atrasados en cuanto a compostaje, por lo que nos pareció una buena idea impulsar esta iniciativa desde los más pequeños”, explica Thais Valero, Gerenta de Soluciones Verdes de la Fundación Juan XXIII



El programa comenzó con la participación de 8 escuelas de Madrid, y en la actualidad, 13 instituciones educativas se sumaron al proyecto. Se estima que existen unos 14 mil beneficiarios directos (alumnos, docentes y familias) y unos 40 mil de manera indirecta, lo que resulta un gran logro de la Fundación, teniendo en cuenta que el proyecto se inició hace menos de un año.

En sus comienzos, se trató de un webinar sobre conceptos básicos de compostaje, realizado por el equipo de la Fundación Juan XXIII junto al responsable de RSE de Deloitte y la oficina técnica de Compostaje en Red, entidad que colabora en el proyecto. Allí, transmitieron a docentes y familiares el paso a paso del proyecto de compostaje y la investigación científica del mismo. Además, cada escuela recibió un kit que incluyó una compostera y los materiales necesarios para iniciar la actividad para poner en marcha el plan.



¿Qué conocimientos aporta “The Inclusive Circular Lab”?
Una de las aristas del proyecto resulta de un proyecto de investigación científica sobre observación y recolección de datos durante el proceso de compostaje, como la temperatura o acidez del suelo, entre otros indicadores. “La obtención de los datos es interesante para dimensionar cómo funciona el proyecto, y ponerlo al servicio de la ciudadanía y mejorar el contexto social en el que vivimos”, afirma Valero.



The Inclusive Circular Lab, permitió que personas con discapacidad intelectual lideren una iniciativa medioambiental, de tal modo, los estudiantes pueden generar un cambio a partir de ver a los residuos como un recurso valioso a utilizar.

“Un aspecto curioso fue que cuando no encontraban residuos en sus casas o en la escuela, los chicos empezaron a generar un circuito externo muy interesante. Una escuela generó un acuerdo con una floristería y otra con una cafetería. Es un proyecto rico en la posibilidad de generar más redes”, señala Thais Valero.

Es un programa con tres ejes fundamentales:


El programa está abierto a la participación de todas las entidades educativas de todos los niveles escolares, desde la más temprana edad, hasta la formación profesional y superior.

Aproximadamente el 40% de los residuos de nuestro hogar son materia orgánica, la mayoría de origen vegetal. De cara a incentivar mejores formas de gestionar la materia orgánica, la Fundación Juan XXIII pretende lograr que para fin de año haya unas 30 escuelas inscriptas en el programa The Inclusive Circular Lab.
 

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