El sonido del timbre en las instituciones educativas es un momento que los alumnos esperan con ansias. Podrán distenderse con sus amigos corriendo, jugando o simplemente, descansando.
Rita Marini, profesora de Enseñanza Primaria, notó que la actitud de sus alumnos no era igual durante el momento de la clase que cuando tenían recreo. Entonces empezó a ver de qué forma podía replicar durante la clase, aquello que sucedía en los momentos de dispersión.
“¿Qué es lo que más les gusta hacer a los chicos?”, se preguntó. Y allí fue cuando supo que debía diseñar juegos educativos con el fin de acercar un contenido pedagógico desde una forma diferente.
“Si los chicos aprenden jugando, juguemos” reza como slogan de
ATIR Aprender Jugando, la empresa argentina que considera a esta herramienta de vital importancia para potenciar el desarrollo cognitivo, social y emocional de las personas.
“Quiero que la energía que tienen en su tiempo de descanso entre en mi aula. Así fue como empecé a crear mis propios materiales, respetando los contenidos escolares”, detalla
Marini, Licenciada en Psicopedagogía con posgrado en Neuropsicología Infantil del Aprendizaje por la Universidad Favaloro.
Es importante resaltar el valor del juego como un derecho fundamental para el desarrollo saludable de niños y niñas. Además, ayuda a construir prácticas de ciudadanía, ayuda a que las personas se conozcan y puedan interactuar con otros. En la
Ley de Educación Nacional N° 26.206 se plantea esta actividad como algo
“necesario” para expandirnos afectiva, ética y socialmente. Así mismo,
la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niños, Niños y Adolescentes N° 26.061, en su artículo 20, declara que la educación debe
“promover” el juego.
Desde el punto de vista neurológico es una herramienta indispensable para el aprendizaje, ya que alienta la práctica de aptitudes que pueden trasladarse a la vida cotidiana, fomenta la motivación, la habilidad para solucionar problemas, y maneras sencillas de afianzar conocimientos.
“El juego es de suma importancia porque trabajamos la flexibilidad, la tolerancia a la frustración, puede ser un gran antidepresivo. Además, el error forma parte del juego y no tiene consecuencias, por lo que aprendemos desde ese lado”, afirma
Rita Marini.
El juego es un fantástico recurso educativo que permite:
-Mantener el interés por el aprendizaje
-Sostener sin esfuerzo una actividad mental constante: creación, imaginación, exploración y fantasía.
-Favorecer el desarrollo global del niño: intelectual, emocional, afectivo, social, del lenguaje, psicomotor, etc.
- Hacer posible la educación de los aspectos emocionales: para una educación emocional se hace necesaria una vivencia de las mismas, se hace necesario hacer, para aprender a ser.
ATIR Aprender Jugando tiene más de diez juegos didácticos para utilizar en el aula, en la casa con la familia o con amigos en cualquier espacio.
Por ejemplo,
“¿Jugamos a las cartas? Numéricas” es un juego de cartas donde se van mostrando y hay que decir si es mayor o menor que esta. Pero en muchos casos no hay números enteros, sino que, para seguir jugando, hay que realizar algún tipo de cuenta matemática (suma, resta, división, multiplicación).
Por todo ello el juego constituye un recurso educativo por excelencia. Los juegos educativos consisten en desarrollar una serie de dinámicas lúdicas, en el aula o en casa, donde los niños y niñas podrán interiorizar conceptos fundamentales para su educación emocional y su desarrollo global.
El juego constituye una de las formas más importantes en las que los alumnos obtienen conocimientos y competencias esenciales. Por esta razón, las oportunidades y los entornos que favorecen el juego, la exploración y el aprendizaje práctico constituyen el fundamento de los programas de educación preescolar eficaces.
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