Tras dos años de ausencia, debido a la pandemia, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires volvió con todo. El gran acontecimiento editorial reunió en 358 stands a miles de libreros, editores, docentes, alumnos y bibliotecarios siendo parte importante la venta de ejemplares en el segmento de literatura infanto-juvenil.

En su 46° edición, hubo pasillos abarrotados, largas filas para que autores firmaran ejemplares y charlas donde las salas de La Rural quedaron chicas. La Feria volvió a posicionarse como uno de los eventos culturales más importantes en Argentina. Las cifras finales hablan de una concurrencia de alrededor de 1.324.500 personas.

En cada uno de los pasillos de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires se podían ver cientos de niños, niñas y adolescentes de diferentes escuelas de todo el país con sus docentes recorriendo los stands que tenían para ofrecerles un sinfín de títulos y actividades para su disfrute.

Según la Cámara Argentina de Publicaciones los jóvenes fueron la sensación del momento, y las editoriales que se dedican al género experimentaron un crecimiento del 128% en ventas con relación al 2019.

En los últimos días del evento charlamos con Teresita Valdettaro, coordinadora del Congreso Internacional de Promoción de la Lectura y Directora de la editorial Estación Mandioca, sobre la importancia de la vuelta a la presencialidad de un evento importantísimo a nivel educativo. “Fue una alegría volver a reencontrarnos tras dos años. Me parece que se superaron las expectativas, ya que esperábamos que mucha gente se sienta temerosa de acercarse”, afirma.



Educrear (EC): ¿Qué importancia tiene la Feria Internacional del Libro para los estudiantes?

Teresita Valdettaro (TV): A nivel educativo es un evento que se aprovecha bastante y la programación se distinguió por ser un espacio para las escuelas y los docentes. Desde la organización siempre pensamos la visita para que ningún estudiante, al menos de los colegios cercanos, se quede sin venir. La visita se planifica, se preparan actividades en los distintos stands, se genera una oferta que pueda interesar para que encuentren a muchos escritores de literatura infantil y juvenil.

EC: Este año se vio una amplia participación de stands de literatura infantil…

TV: Es un sector de los que creció en este último tiempo, y Argentina puede estar orgulloso de los escritores, editores, ilustradores que tiene para los chicos. Las ediciones para las infancias están muy cuidadas, hay un estándar de calidad muy alto y precios que la hacen accesible. Existe un gran cuidado para desarrollar aquellos segmentos que van atrayendo a los públicos más chicos para que puedan entrar a la lectura por dónde más le guste.

EC: Pensando en esta vuelta a la presencialidad, ¿qué valor tiene el libro físico?

TV: Hay que decir que la virtualidad nos sirvió para encontrarnos, pero es verdad que para los más chicos el libro objeto es interesante, definitivo y decisorio. Poder abrirlo, ir para atrás y para adelante, ver texturas y sonidos que muchos tienen, se pierde en un libro virtual.

EC: En ese sentido la escuela cumple un rol fundamental…

TV: Cuanto antes se pueda entrar en la lectura, mejor, porque eso te va hacer más feliz y te va a ir mejor en la vida. Lo que pasa es que muchas familias no pueden dar de leer, no tienen los recursos ni la formación. Hay casas donde no hay bibliotecas, y en este sentido la escuela cumple dos roles fundamentales: el de generar el gusto por las lecturas y la capacidad de leer porque para saber interpretar sentidos hay que estar alfabetizados. Sin alfabetización no hay lectura.



EC: Seguramente tuviste contacto con docentes y alumnos, ¿cómo se sintieron con la vuelta de la Feria?

TV: Todo el mundo está muy contento, fue el regreso de una política de planes de lectura para dotar de libros a las escuelas impulsada desde el Ministerio de Educación de la Nación. Las docentes están muy felices, pero también hay una preocupación por saber cómo va a impactar estos años de virtualidad en la lectura.

EC: Ahí hay un híbrido que tenemos que ver cómo termina acoplándose…

TV: La virtualidad fue beneficiosa para los adultos porque nos animamos a hacer un montón de cosas. En la primera mesa de la Jornada de la Educación nos preguntábamos qué nos dejó la pandemia y si va a poder capitalizarse, sin caer en el riesgo, por parte de los docentes, de querer que vuelva todo como antes de la pandemia. Hubo buenas situaciones como armar grupos según niveles de conocimiento o de comprensión, poder trabajar con los alumnos de forma un poco más personalizada o poder entrar en las familias.

EC: Ya en el tramo final de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, ¿qué queda como resumen?

TV: Tenemos una gran alegría por parte de todos los que formamos la comunidad de lectores. Siempre digo que este momento de la Feria es donde se cocina el año, de alguna manera. Desde la organización de las actividades educativas nos dio ideas para mejorar el diseño, por ejemplo.