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La robótica que habla: una reflexión sobre el lenguaje en el aula

Por: Profesor Roberto Nelson Rolon  |  Jueves 18 de Septiembre de 2025

El Profesor Roberto Rolón impulsa la robótica educativa en Corrientes con proyectos que integran tecnología, inclusión y cultura. Desde escuelas primarias rurales hasta congresos académicos, su trabajo demuestra cómo la programación y el pensamiento computacional pueden transformar el aprendizaje y fortalecer comunidades. Su enfoque combina innovación pedagógica con compromiso social, posicionándolo como referente nacional en educación tecnológica.



En la educación inicial, enseñar no significa solo transmitir contenidos; implica abrir espacios donde los niños puedan expresarse, imaginar y dialogar. Como docente e investigador, he observado cómo herramientas como el robot Blue-Bot pueden convertirse en aliados poderosos para el desarrollo del lenguaje oral, y esta columna pretende compartir mi visión sobre su potencial, basada en la investigación de mi propia tesis: “Implementación del robot 'Blue-Bot' para el enriquecimiento del lenguaje oral en niños de 5 años del Nivel Inicial”
.
Durante la implementación del robot en aulas de nivel inicial, se evidenció que los niños hablaban naturalmente mientras exploraban la herramienta. Describían sus movimientos, justificaban decisiones y negociaban entre ellos cómo programarlo. Estas interacciones muestran que la robótica educativa no es un simple juego: es un medio significativo para que los niños construyan y expresen conocimientos, tal como quedó documentado en mi investigación.

A diferencia de otros materiales, Blue-Bot exige comunicación constante para lograr objetivos comunes. En actividades donde los niños programaban el robot para seguir un recorrido temático, debían explicar sus ideas, corregir instrucciones y dialogar con sus compañeros. Esto favoreció el uso de oraciones más complejas, vocabulario enriquecido y pensamiento crítico, lo que confirma los hallazgos de mi tesis: el lenguaje se potencia cuando se utiliza en un contexto de interacción y resolución de problemas.



Otro resultado destacado fue el impacto en la motivación y participación. En las clases tradicionales, la comunicación está dirigida principalmente por el docente. Con Blue-Bot, los niños se expresaban de manera más espontánea entre ellos. Aquellos con dificultades para hablar se sentían más cómodos, ya que el robot les ofrecía un punto de partida concreto. Este hallazgo evidencia que la robótica puede favorecer la inclusión y la equidad, un aspecto central de la educación que mi investigación buscó explorar.

Es fundamental aclarar que la robótica no sustituye las estrategias pedagógicas tradicionales, sino que las complementa y enriquece. Cada aula tiene sus particularidades, y herramientas como Blue-Bot permiten a los docentes adaptar las actividades a las necesidades de los estudiantes, potenciando al máximo sus habilidades comunicativas y cognitivas.

La robótica educativa, lejos de ser un fin en sí misma, se convierte en un vehículo para fomentar la comunicación, la creatividad y el pensamiento crítico. Cada interacción con Blue-Bot permite a los niños construir significados desde sus experiencias, trabajar en equipo y desarrollar un lenguaje más rico y estructurado.



Sostengo que explorar la robótica en el nivel inicial no solo aporta respuestas sobre cómo aprenden los niños, sino que también genera preguntas sobre cómo innovar y adaptar nuestras prácticas pedagógicas. Su verdadero potencial reside en quienes se animan a experimentar, reflexionar y acompañar a los estudiantes en este camino de descubrimiento y expresión. La robótica educativa es, sin duda, una puerta abierta para que los niños hablen, se escuchen y aprendan a pensar en voz alta, construyendo un lenguaje significativo y profundamente humano.
 

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