Nicolás Monzón es un apasionado por las matemáticas desde muy joven. A los 9 años su abuela le regaló un libro sin saber que era para mucho más grandes. Atribuye a este hecho el haber podido avanzar en las materias en el secundario y haberse podido dedicar al cálculo mental.
“Las matemáticas que se enseñan en el colegio siempre van más orientadas para el área de análisis, cuando las matemáticas tienen muchísimas áreas y no a todos nos gustan las mismas” nos cuenta
Nicolás sobre su experiencia en Matemática en la Escuela.
Mientras terminaba la secundaria, tuvo la oportunidad de dictar un curso de reparación de computadoras y desarrollo de videojuegos. Con el impulso de un profesor, convenció a sus padres de que lo dejaran estudiar en la universidad, y ese mismo profesor lo presentó al programa multimedial, educativo y social Jóvenes en Acción (JEA). Desde allí lo animaron a solicitar una beca con la que comenzó Ingeniería en Informática. Dos años de carrera lo condujeron a su primer trabajo profesional y a comenzar dos licenciaturas: Matemáticas y Física en la UBA. Al año, junto a compañeros de la Facultad creó la Startup
“Magnetar” de tecnología que hoy lidera.
En el camino ha motivado a sus amigos del barrio donde creció para que estudien y crezcan como personas, y ha persuadido a profesores universitarios para que adapten temas y sean más comprensibles. Hoy está preparando la tesis para recibirse de ingeniero informático.
“La forma de abordar el estudio, sobre todo cuando no se cuenta con los recursos, es mantener la mente lo más sana y positiva posible, ser organizado y perseverante. En cuanto a los emprendimientos, empezar a aprender sobre contabilidad, a crear proyecciones y dirección de empresas. Para ambos mundos, las habilidades blandas también son muy importantes, y es algo que se pasa de largo en muchas ciencias duras pero que no se debería, dado que es nuestra forma de comunicar e interactuar”; Nicolás nos está dando un poco de su fórmula, lo que habla de su generosidad para compartir y enseñar.
Fundación Varkey se alió con
Chegg.org para lanzar el Global Student Prize, premio hermano del Global Teacher Prize, dotado de un millón de dólares. Busca crear una plataforma que resalte en todo el mundo los esfuerzos de estudiantes extraordinarios que están transformando el mundo para mejor. El premio está dirigido a estudiantes que tengan al menos 16 años y estén inscriptos en una institución académica o en un programa de formación y capacitación. También para aquellos estudiantes a tiempo parcial y los que hacen cursos en línea.
Fundación Varkey es una organización sin fines de lucro que desarrolla programas de formación y celebra la tarea docente porque cree que cada niño merece un gran maestro. Desde Argentina, impulsa acciones para transformar las escuelas de todo Latinoamérica y su aliado Chegg.org es el brazo de impacto, defensa e investigación que aborda los problemas que enfrenta el estudiante moderno
Agustín Porres, Director Regional de Fundación Varkey, afirmó:
“Hoy celebramos a Nico, y en él, a todos aquellos estudiantes que siguen esforzándose por seguir aprendiendo. El lugar donde él está hoy puede ser realmente inspirador para otros jóvenes. Su vida está marcada por innumerables obstáculos y a la vez, por enormes docentes, por una familia maravillosa, por amigos, tutores y una comunidad educativa que mostró que cuando trabaja unida puede hacer la diferencia”.
Los otros 10 finalistas del Global Student Prize 2022 son
Alesyah Asa, de Malasia;
Anagha Rajesh, de la India;
Gitanjali Rao, de Estados Unidos;
Igor Klymenko, de Ucrania;
Kenisha Arora, de Canadá;
Lucas Tejedor, de Brasil;
Mathias Charles Yabe, de Ghana;
Maya Bridgman, de los Emiratos Árabes Unidos; y
Nathan Nguyen, de Australia. Se espera que el ganador se anuncie a finales de este mes durante la semana de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Las postulaciones y nominaciones para el
Global Student Prize de este año abrieron el jueves 27 de enero y cerraron el domingo 1 de mayo. Los estudiantes son evaluados por sus logros académicos, el impacto en sus compañeros, la forma en que marcan la diferencia en su comunidad y más allá, cómo superan los desafíos, cómo encarnan la creatividad y la innovación, y cómo actúan como ciudadanos globales.
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