En el
departamento de Federación están presentes las mayores concentraciones de granjas avícolas de
Entre Ríos, las cuáles favorecen el fortalecimiento del complejo agro-industrial que genera un gran impacto socio económico en la zona.
Esta región se caracteriza por una alta producción forestal e industrialización primaria de la madera en aserraderos con escaso desarrollo tecnológico. Esta circunstancia provoca una gran cantidad de residuos que, al ser tratados de forma rudimentaria, causa un gran daño ambiental.
En este contexto la
Escuela Agrotécnica N°150 “El Limonar”, ubicada en Colonia La Argentina, desarrolló un proyecto, a partir de residuos de la industria de la madera, para obtener alimento balanceado para gallinas ponedoras en etapa de postura.
La novedad diseñada por estudiantes y docentes obtuvo el primer puesto en la etapa regional del
“Premio Fundaciones Grupo Petersen a la Innovación Educativa”, integrada por las
Fundaciones Banco San Juan, Banco Santa Fe, Banco Entre Ríos y Banco Santa Cruz.
Este año se presentaron un total de 23 proyectos, desarrollados por 16 escuelas de la provincia de Entre Ríos, quienes durante 2022 realizaron, a través del exclusivo
Campus Educativo Virtual FGP, una formación en ABP.
Con foco en el desarrollo de proyectos innovadores y sustentables, los proyectos ganadores de esta instancia obtuvieron, cada uno, $ 1 millón para la concreción de sus propuestas.
“Somos una institución educativa relativamente nueva que busca crear un ambiente saludable dónde los estudiantes puedan mejorar sus habilidades. La idea surgió a partir de la necesidad de mejorar el déficit alimenticio de las gallinas que tenemos”, detalla
Waldo García, Vicerrector de la EEAT N°150.
El equipo estuvo integrado por estudiantes de séptimo año de la
Tecnicatura Agropecuaria junto a las docentes
Liliana Lopez (Referente ABP),
Silvina Mendez (Tecnología y Química) y
Luciana Mover (Matemática y Biología).
Basados en diferentes cálculos en la dieta de los animales, evidenciaron que en ella había falta de fibra, para lo cuál era necesario buscar un complemento. Al encontrarse en una zona industrial maderera, se preguntaron si era posible reutilizar los desperdicios que esta produce.
“Queremos mostrar que es posible añadir valor y diseñar una economía circular desde la escuela. Para lograrlo hicimos alianzas con la Facultad de Ciencias de la Alimentación de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER) para indagar más acerca de los procesos que debíamos realizar”, comenta
García.
El grupo debía utilizar hidróxido de sodio (NaOH) para separar la lignina de la hemicelulosa y la celulosa. En el primer paso hubo un pretratamiento hidrotérmico de las fibras de madera a fuego lento para ablandarlas -la cocción no debe ser menor a 1hora- para luego verterlas en un colador y descartar el licor.
En la segunda etapa se realiza un tratamiento alcalino con hidróxido de sodio 2,5 Molar para remover la lignina -debe durar alrededor de 1hora-. Una vez finalizado esto, se cuelan las fibras de madera y se enjuagan con agua corriente para proceder a la molienda y el secado en la estufa. Cuando se obtiene la humedad deseada se incorporan las fibras a la formulación determinada de alimento balanceado.
En la experimentación con las gallinas ponedoras de la institución se realizó una mezcla de la hemicelulosa obtenidas del aserrín (2%) con el resto de los componentes de la dieta (maíz molido, expeler de soja, foscalcio, metionina, núcleo, conchilla y sal) durante 8 semanas.
Al finalizar ese tiempo el grupo observó que hubo tres parámetros que mejoraron considerablemente: mayor postura, suba en la calidad de la cama y menor porcentaje de canibalismo y mortalidad.
A través del
Premio Fundaciones Grupo Petersen a la Innovación Educativa fomento que los estudiantes sean los protagonistas del proceso educativo, fortaleciendo, mediante instancia formativas, el camino de la transformación y desarrollando proyectos orientados a la ciencia y la sustentabilidad.
“A partir de trabajar un ABP los estudiantes valoran el título que obtienen porque se dan cuenta de los conocimientos que aprendieron. En este tiempo incorporaron lenguaje técnico, se relacionaron con otras herramientas y trabajaron en equipo. De alguna manera salen formados como técnicos con sentido crítico, con opinión y oratoria”, concluye
Waldo García.
A partir de que el proyecto
“Ecofibra para nutrición de gallinas ponedoras” obtuvo el primer puesto en la etapa regional,
se lograron mejorar las instalaciones de la escuela -compraron maquinaria que les permite trabajar a mayor escala- y las del criadero para fortalecer y generar nuevas líneas de investigación dentro de la institución.
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