El 8 de marzo sintetiza una larga historia de luchas por los derechos sociales, laborales, políticos y económicos de las mujeres. En Argentina, donde ocurrieron
50 femicidios en lo que va del año según el relevamiento que realizó la
ONG La Casa del Encuentro, es preocupante la escalada de violencia contra las mujeres. Las estadísticas demuestran una inacción de los diferentes estamentos estatales para encontrar un cambio cultural que posibilite igualdad y tranquilidad a las feminidades.
En una entrevista con
Educrear, la conductora de IP Noticias Edición Central,
Noelia Barral Grigera, reflexionó sobre la importancia de la correcta implementación de la Educación Sexual Integral en las instituciones educativas, la necesidad de una Justicia con perspectiva de género y la trascendencia de las redes sociales como lugar de participación y comunicación para combatir la desinformación de los medios tradicionales. Respecto al
#8M, Grigera se focalizó en las denuncias por las violencias de género y el rol del Estado ante las mismas.
- Con las luchas sociales que se dieron en los últimos años, ¿qué significado tiene este #8M?
- Se trata de un año particular por el contexto que vive Argentina, donde existe un movimiento de mujeres que reclama en contra de las violencias de género desde 2015 con masividad, fuerza e inserción internacional, debido a la cantidad de femicidios que se produjeron. Hay una certeza de que, si el Estado hubiera actuado con perspectiva de género y con conciencia de la urgencia que requiere la acción ante la violencia de género, esas muertes se hubieran evitado.
- ¿En qué sentido puede ayudar el sistema educativo para que se generen cambios sociales?
- Es clave que se vuelva a tomar fuerza el debate por la
Educación Sexual Integral (ESI), que no está saldada y es más cultural que legislativo porque la ley existe, pero en muchas provincias no se aplica o se hace de forma incorrecta. Que se pueda hablar del tema me parece valioso, valorable y entiendo que en algún momento va a terminar rindiendo sus frutos.
- El ejercicio del periodismo se puso en discusión por la forma en que abordan los casos de femicidios, ¿qué implicancias tuvo?
- En la comunicación se ven las implicancias más grandes. Todavía existen coberturas periodísticas que están alejadas de la perspectiva de género, pero me parece que están cada vez más condenados socialmente por ser estigmatizantes, por revictimizar y poner el foco en la víctima y no en el agresor. Estos debates no están saldados dentro del feminismo, pero son sanos respecto a cómo cubrir los episodios de violencia de género para intentar incidir culturalmente desde los medios y poder encontrar una solución.
A mediados de 2015 surge el movimiento
#NiUnaMenos como una expresión de parte de las mujeres que repudiaban la violencia machista en su versión más extrema. El de 10 mayor de ese año la periodista Marcela Ojeda publicó en su cuenta de Twitter
“¿No vamos a levantar la voz?” tomando como punto de inflexión el femicidio de Chiara Páez en manos de su novio, Manuel Mansilla, que había ocurrido ese mismo día. Como consecuencia de ese tweet, el 3 de junio periodistas, actrices y referentes sociales salieron a las calles a manifestarse en búsqueda de que el Estado actúe para poner fin a la violencia contra las mujeres. Para Noelia las redes sociales son el lugar donde los feminismos
“se sienten más cómodos y mejor comunican” debido a la falta de estructuras jerárquicas contra las que haya que combatir, como puede ser el caso de una redacción tradicional.
- En el último tiempo los medios de comunicación no tradicionales también funcionaron para dar a conocer ciertos temas que las instituciones educativas no abordan
- Hay mucha desinformación en casi todos los aspectos, es una característica de los tiempos que nos toca vivir. Debemos desenrollar esas desinformaciones intencionadas que buscan subvertir el significado, el concepto, el objetivo de la ESI. Siempre digo que enseñarle educación sexual a los más chicos es que entiendan que nadie puede tocar su cuerpo. En estas cuestiones no sirve la obligatoriedad, porque de hecho existe una ley nacional, a la cual muchas provincias adhirieron, y aun así existen escuelas que no las aplican. Lo que queda es seguir dando el debate públicamente.
- Ejerces como docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, una institución que hace poco tuvo casos resonantes de acoso sexual contra un docente ¿qué opinión tenés sobre el manejo de la Facultad?
- En la Facultad existe un intento de modificar o generar más pluralidad y participación de mujeres, buscando también valorizar el trabajo de graduadas de Lomas de Zamora. Hubo un caso particularmente resonante donde la Universidad formó un comité específico y tomó decisiones muy rápidas. De todas formas, el manejo de ese caso es un signo de los tiempos que corren: las denuncias comenzaron por redes sociales, donde aparecieron ex alumnas contando que trataron de llevar el caso en años anteriores a directivos de la facultad, pero no fueron escuchadas. Existe una intención de establecer para adelante un protocolo de actuación.
- En los últimos años se impulsaron políticas de cupo en diferentes ámbitos, ¿qué importancia le das?
- Muchísima. En Argentina hay situaciones que no hubieran sucedido si no hubiéramos tenido Ley de cupo del 30% primero o Ley de paridad. Ahora, el Colectivo de Periodistas Feministas estamos impulsando una ley de cupos para la conducción de los medios de comunicación porque nos sucede lo mismo que en otros ámbitos, no llegamos a los lugares de dirección o de decisión. Lo que se busca es incentivar a los privados a una paridad, mientras que sí sería obligatorio para los medios de gestión estatal.
- ¿Qué cambios a corto plazo pueden generarse dentro del aula para disminuir la violencia contra las mujeres?
- Desde mi posición intento llevar la discusión allí y exaltar desde el lenguaje, que configura la realidad en la que interactuamos y nos relacionamos. No es secundario el debate por el lenguaje binario o inclusivo, así que procuro utilizarlo como comunicadora o docente. Son pequeñas cosas que van contribuyendo a un panorama que a largo plazo necesita de la participación clave del Estado.
- También hay un reclamo de un cambio en la mirada patriarcal de la Justicia
- Entiendo que por la concepción del feminismo va a ser un cambio más gradual, y me gustaría que saltemos algunas etapas. Los pasos que dio el Estado argentino con la sanción e implementación de la Ley Micaela es espectacular. Ahí tenés al Poder Judicial que dice “nos vamos a autocapacitar” y notás que existen estructuras que cuesta remover. Espero que después de los femicidios de Úrsula Bahillo y Guadalupe Curual haya registro en jueces, fiscales y policías de qué es lo que estamos demandando para evitar violencias extremas.
- ¿Cuáles son los desafíos que enfrentan la educación y el periodismo para, de una vez por todas, generar el cambio social que se necesita?
- Estamos atravesando un momento de la historia de occidente y de la democracia donde la discusión pública es realmente difícil. El contexto actual impide un debate honesto y, que, como fruto de eso, haya evolución y cambio. Entonces el desafío es doble: no solamente tratar de instalar, educar, formar y modificar a través de la educación y la comunicación, sino que hay un paso previo donde se necesita romper la polarización del esquema que impide la discusión para poder acompañar los cambios. De todas formas, no debemos desanimarnos porque sabemos que las nuevas generaciones están muy comprometidas. Si no nos toca a nosotros y nosotras verlo, al menos estamos dejando en mano de ellas, de ellos, de elles la posibilidad de un cambio a mediano o largo plazo.
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