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Martín Müller: “Hay que revalorizar la escuela como gran formadora de ciudadanía”

Por: Mauro Rey  |  Miércoles 5 de Abril de 2023

Charlamos con el titular del Consejo General de Educación sobre el balance de los tres años de gestión, los problemas que existen en el sistema educativo y la reforma del régimen académico.

 



Los últimos años de la educación argentina estuvieron marcados fuertemente por las implicancias de la pandemia:
las herramientas que disponían tanto estudiantes como docentes para tener una buena cursada, los bajos niveles que muestran las distintas evaluaciones estandarizadas y las discusiones políticas sobre cómo fortalecer un sistema que demuestra signos de cansancio.

En 2019, Martín Müller fue designado a la función del Consejo General de Educación (DGE) de la provincia de Entre Ríos para mejorar calidad educativa y la vinculación de la secundaria con el mundo del trabajo.

En diálogo con Educrear, el Licenciado de Historia (UNE) nos explica cómo las escuelas atravesaron la pandemia, cuáles son los objetivos de su gestión para este año y cuáles son las líneas que se abren para repensar el futuro de la escuela.

Educrear (EC): ¿Qué consecuencias les generó la pandemia?

Martín Müller (MM): Por un lado, fue una ventana de oportunidades para tomar decisiones que iban en línea con nuestras políticas. Por otro lado, fue la posibilidad de producir cambios en la estructura rígida como el sistema educativo. Pero esto no se da de un día para el otro.

Lo negativo fue que los recursos finitos del Estado estuvieron destinados principalmente al cuidado del sistema sanitario para paliar los problemas que se generaron. Para nosotros no fue un año perdido porque la serie de documentos “Contenidos en casa” fue fundamental para la evaluación formativa. Además, hubo cuestiones que impulsamos como estrategias didácticas para tender esa educación a distancia en un momento de emergencia, pero que hoy siguen siendo necesarias.



EC: El contexto de emergencia mostró el rol de la escuela en la comunidad… 

MM: Quedó claro el lugar de las instituciones educativas en la vida de las familias. Quedan muy pocos ámbitos dónde generar lazos de comunidad, ya que tenemos una cultura muy individualista, y este espacio es, para nosotros, revolucionario. Produce varias cosas: empatizar, socializar y superar frustraciones. Tenemos que continuar revalorizando la escuela como un gran formador de ciudadanía.

EC: En ese lugar que ocupa, ¿no se le pide más a la escuela de lo que puede dar? 

MM: No hay que poner más expectativas de lo que puede hacer la escuela porque es un riesgo. Hay una tendencia a inflar los currículums y debemos priorizar saberes, porque toda preocupación social no tiene que darse en la escuela. Por más valor que tenga la certificación de la escuela no podemos mentirnos que un chico o chica pobre va a tener mayores dificultades de ascenso social que una persona con más acceso a capital cultural o económico. Hay una realidad que es necesario mostrarla porque sino nos frustramos.

Según datos de 2020, Entre Ríos posee 350 mil estudiantes divididos entre los cuatro niveles. Esta jurisdicción cuenta con una tasa de repitencia del 3,7 % para el nivel Primario y del 11 % en el nivel Secundario, según datos del Observatorio de Argentinos por la Educación (Entre Ríos - Argentinos por la Educación)

EC: ¿Qué tienen en cuenta al momento de pensar estrategias que mejoren los índices de abandono?

MM: Creemos que hay que lograr convencer a la sociedad que hay lógicas instaladas, como la repitencia, que ya no sirven. El problema está en cómo hacemos eso, porque parece un contrasentido ante un clima de época que cree que la escuela actual busca el facilismo. La discusión política la tenemos que plantear contrastando datos. Además, tenemos que implementar un sistema de alerta temprana de abandono en la escuela secundaria para poner la mirada en cada chico que está en riesgo de dejarla, y la respuesta necesita una mirada diferente. Este es un año clave para dejar instalado un nuevo rumbo.



EC: Hablaste de cambios en el régimen académico. ¿Cuáles son?

MM: Hay que ir a régimen de acreditación y actualización en la flexibilización al pensar las calificaciones de los estudiantes. Es importante poner el foco sobre la evaluación y cómo aprenden los chicos. Entendemos que una opción es tener pruebas estandarizadas en algún momento de los últimos años, pero, al mismo tiempo, debe acompañarse con institucionalizar políticas en el trabajo interdisciplinario para pasar a una mirada interciclo e integral.

EC: Las pruebas APRENDER 2021 muestran que más del 25% de los estudiantes están por debajo del nivel básico de saberes en Lengua y Matemática. ¿Qué está fallando?

MM: ¿Los datos tienen una línea de tiempo sobre las cuáles las políticas de estado presentan? una situación problemática. Nosotros aceptamos mirarla y creo que en el diagnóstico que hacemos, hay una cuestión de método y práctica docente. Salieron a la luz las necesidades que tenían quienes están frente al aula.

EC: Yendo al método, ¿qué aspectos deben modificarse?

MM: Las discusiones sobre las pedagogías de la Lengua y Matemática en algún punto creo que no fueron efectivas a la hora de ver cómo abordamos la brecha de desigualdad social que tenemos en Argentina. Viendo los resultados en profundidad notamos que impacta más la pobreza. Tenemos que analizar cómo la escuela iguala con una metodología precisa y concreta entendiendo que antes había una familia con un capital cultural previo y una aprehensión espontánea de los saberes por parte de los chicos. Eso hoy no es así porque venimos de un deterioro del tejido social formidable.



EC: ¿Cuáles son los desafíos en la política educativa?

MM: Tenemos desafíos enormes y hay que priorizar la formación docente inicial, ahí tenemos que poner la lupa como Estados porque creo que existe una demanda y un déficit en la formación respecto a la didáctica de la matemática. Son desafíos que definen la historia.

EC: ¿La escuela prepara efectivamente a los estudiantes para salir a la vida laboral?

MM: En algún punto, los alumnos no salen bien preparados como desearíamos en función de los objetivos que nos proponemos como Estado. Por otro lado, hay que tener en claro qué es que salgan bien preparados, porque en la discusión sobre educación y trabajo, la escuela orientada no tiene definidos sus objetivos. No está pensada para una posible inserción laboral de los estudiantes. Por otro lado, para quienes están fuera del sistema y piden recursos humanos formados específicamente, hay que decirles que las instituciones educativas no están para eso. Sí es importante que puedan desarrollar habilidades blandas porque a la sociedad le sirven alumnos que sepan comunicarse, saber trabajar en equipo, tener responsabilidades, tener pensamiento crítico o saber resolver problemas.

EC: Por el momento, este será el último de gestión. ¿Cómo piensan el año de trabajo?

MM: Queremos dejar instalada una base para un sistema de Formación Profesional. Que el programa provincial A LEER para lectoescritura sea una oportunidad única. Además, en el nivel secundario, tenemos que reducir el abandono escolar y generar una alerta temprana para una política que vaya de la mano con el manejo de datos por parte de los directivos. Por último, una política importante es lograr tener una mesa de Primera Infancia y terminar el año cubriendo y universalizando la sala de 4 y 5 años y ampliando la de sala de 3. Hacer política y alcanzar a cada rincón de la provincia tiene un desafío diferente.

 

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