Carolina Tosi se crió en Lanús, pleno Conurbano Bonaerense, es doctora en Lingüística, investigadora adjunta del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ). Asegura que la carrera llegó a
“abrumarla” por la cantidad de autores que debía leer, pero que encontró en la
Literatura infanto-juvenil un espacio para narrar historias.
Fue durante la adolescencia, en un taller literario con Marta Giménez Pastor (reconocida escritora de literatura infantil y juvenil) que Carolina reconoció la importancia de no limitar los textos. Allí analizaban literatura de diferentes variedades estéticas le permitió
“ampliar el panorama” y entender que el disfrute de las obras está en el juego del lenguaje, el trasfondo poético y la dimensión estética.
“La literatura infanto-juvenil siempre me apasionó y percibía que eso era literatura, que no importaba a quién estaba dedicado. Durante varios años la función didáctica la limitaba y construía un escenario de literatura menor”, afirma.
Educrear (EC): ¿Ves el contacto con la literatura desde corta edad como un beneficio?
Carolinta Tosi (CT): En mi experiencia, que mis padres me leyeran cuentos me generó una avidez por la lectura. Para los más chicos la cuestión de la imaginación es única, algo que ningún otro producto cultural puede darte. Un libro fomenta la creatividad y la expresión a través del lenguaje. Acercarlos desde pequeños al objeto libro les crea un vínculo que se vuelve difícil de desmantelar.
EC: Con la llegada de la pandemia parece que todo se volvió más tecnológico, ¿qué opinión tenés acerca de la intervención de las tecnologías en la literatura?
CT: Me parece que es fundamental en este tiempo. Lo que antes realizábamos los autores en ferias o recorriendo escuelas ahora lo hacemos de forma virtual. Creo que el contexto de encierro impulsó a muchos colegios y lectores independientes a volver al libro de texto.
EC: ¿Cuál es tu opinión respecto a las prácticas literarias en los establecimientos educativos?
CT: Me parece importantísimo que se incentive la lectura de libros. Por cuestiones de tiempos se suele leer solamente la literatura que está en el manual y es interesante incursionar y privilegiar el tratamiento estético que le da el autor, como así también animarse a diferentes formatos.
EC: En tus obras literarias hay vinculaciones con el Conurbano, ¿qué importancia le das a la representación que pueden tener los chicos?
CT: Lo interesante de la literatura es que logra sacarte del contexto que estás viviendo. A veces se genera una identificación respecto a las historias y otras debido a los sentimientos de los personajes. La literatura es necesaria porque en muchos momentos a mí me salvó y a muchos le pasa.
Su vinculación con los libros se encuentra marcada por dos grandes aristas: por un lado, el trabajo que desempeñó durante varios años como editora, lo que llevó a trabajar los textos sin demasiado tiempo para reflexionar sobre su contenido y la forma de transmitirlo. Por otra parte, su lado docente le permitió relacionarse con los textos desde otro lugar.
Debido a esto, su tesis post-doctoral abordó el estudio de los aspectos discursivos en los libros de textos. Su objetivo fue entender un poco más aquel universo fascinante y realizar un aporte a la labor docente. Años después, ese artículo fue editado como
“Escritos para enseñar. Los libros de texto en el aula” (Paidós).
“Durante el análisis diacrónico que realicé de los libros de textos en el secundario desde 1960 hasta 2006 noté dos tradiciones bien marcadas: una que tiene que ver con el canon pedagógico que hablaban Ibañez y Astolfi, que de alguna manera fundaron los libros de secundario, y aquella tradición que llevan adelante los grandes grupos editoriales. La producción libros de texto y de saberes es distinta”, afirma Carolina Tosi.
EC: En el libro afirmas que se deben “desnaturalizar ciertas formas lingüísticas”, ¿por qué?
CT: Tenemos muy cristalizados ciertas formulaciones (una comilla, un conector casual, el uso de negrita o una nominalización), y lo que traté de demostrar es que el conocimiento pedagógico está puesto en el contenido y no en el cómo se dicen las cosas. Esto lleva a problemas de comprensión debido a que no se hace foco en cuestiones discursivas y de enunciación.
Además, durante este año la profesora y licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA) lanzó junto a Valeria Sardi un libro que aborda una temática actual y que suele ser eje de conflictos en las aulas.
“Lenguaje inclusivo y ESI en las aulas” (Paidós) hace un recorrido por diferentes ámbitos, desde el tratamiento del lenguaje inclusivo en los medios, en la normativa educativa y en la Real Academia Española, al tiempo que recuperan la historización y promulgación de la Educación Sexual Integral (ESI) para pensar con los lectores y las lectoras sobre qué lengua debe enseñarse en las aulas.
“Nuestra intención no es idealizarlo sino mostrar diferentes perspectivas para trabajar y profundizar la reflexión. Nos parecía que faltaba un material que brinde argumentos para los docentes”, señala Tosi.
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