Prevenir significa adelantarse para evitar un riesgo, y respecto a los adolescentes y la escalada del consumo, básicamente es preciso informarse acerca del alcohol (y de otras sustancias sean legales o ilegales), como así también conocer los aspectos de la personalidad adolescente, fundamentar el rol de la educación tanto formal como informal de cara a la prevención de conductas riesgosas, indagar las causas que llevan al consumo y conocer sus consecuencias, para finalmente determinar
qué se “debe” y se “puede” hacer para prevenir.
- Conocer el riesgo implica identificarlo: reconocer el consumo peligroso de alcohol (CEEA) “consumo excesivo episódico de alcohol” por parte de los adolescentes. Las conductas de riesgo asociadas. Implica también conocer los niveles de consumo definidos por la OMS (Organización Mundial de la Salud).
- Conocer a quien afecta: es reconocer el perfil adolescente, los patrones de consumo y los factores tanto de riesgo como de protección para dicha población de riesgo.
- Conocer las posibles consecuencias: es conocer los daños concretos del consumo de alcohol y cómo impacta en el neurodesarrollo de los niños, niñas y adolescentes. Y de qué manera el CEEA incrementa las posibilidades del consumo de otras sustancias.
- Qué hacer: implica identificar los espacios de trabajo, las actitudes y las herramientas que todo adulto debe poner en práctica a la hora de educar para prevenir.
Familias, padres, madres, educadores, equipos de apoyo, tutores educativos y profesionales de la educación y de la salud, deberán involucrarse en espacios de estudio, reflexión y elaboración de estrategias para el abordaje de la Prevención Integral y Primaria del Consumo en niños, niñas y adolescentes.
El objetivo: proveerse de los conocimientos y las destrezas necesarias para hacer más fácil su trabajo como educadores, y adquirir herramientas e ideas para cumplir con el propósito del “Programa de Educación y Prevención del consumo”.
Si planteamos la prevención del consumo desde las familias, habrá que invitarlas a profundizar la realidad de que a los hijos se lo educa naturalmente desde que nacen, aun cuando no se planifique mucho a esas instancias, sin olvidar que cada educando es único e irrepetible y que proviene de una familia también única.
La verdadera prevención es la prevención primaria, apunta directamente a la educación, es responsabilidad de padres y educadores y es la única que previene realmente.
La
“aceptación social” del alcohol, la disponibilidad de las drogas, el poder adictivo de la sustancia, la presión del grupo, la necesidad de ser aceptado, la búsqueda de sensaciones fuertes, en otras variables, se relacionan con la experimentación inicial o casual.
Es importante y urgente instalar los conceptos de
Familia Preventiva y Escuela Preventiva; para que padres y docentes tengan la oportunidad de tomar conciencia y ahondar en la importancia del propio rol formador. Habrá padres con distinta conciencia, distintas realidades, unos más responsables que otros, pero necesitados todos de nutrirnos para poder afrontar la compleja educación integral de los hijos. Porque los estudios demuestran que las personalidades adictivas se relacionan con inmadurez, baja autoestima, poca tolerancia a la frustración, impulsividad, autocrítica deficiente, carencias afectivas, poca autonomía y ausencia de proyecto de vida.
Algunas pistas para animarnos a la educación para la prevención:
- Conocer el marco legal y los desafíos que surgen de la implementación de la Ley Nacional 26.586.
- Profundizar los aspectos antropológicos, biológicos, psico-afectivos y sociológicos de la persona humana y la importancia de su educación para la vida.
- Conocer el potencial educativo que encierran las distintas etapas evolutivas de los educandos.
- Distinguir los aspectos positivos y negativos del contexto sociocultural.
- Conocer qué son las drogas.
- Reconocer al alcohol como sustancia tóxica, ponderar los daños en los niños y adolescentes en desarrollo.
- Conocer los distintos niveles de consumo y de prevención.
- Conocer y detectar los diferentes factores de riesgo.
- Conocer los factores de prevención y protección tanto individuales como familiares y sociales.
- Promover el diálogo empático y bidireccional para poder actuar como puentes entre los educandos y sus familias.
- Promover la instrumentación de Talleres tanto para los educandos, como para padres y docentes.
- Apoyar y orientar a las familias para la promoción de un entorno familiar preventivo.
- Incorporar la temática en la formación inicial de futuros docentes de todos los niveles, en la perspectiva del rol docente, del cuidado de la salud, del desarrollo de valores y la construcción del bien común.
Toda estrategia educativa presentada desde lo positivo siempre va a sumar, la educación siempre va de menos a más independientemente del punto de partida. Si verdaderamente estamos preocupados por prevenir el consumo de alcohol y drogas por parte de los menores, debemos articular la escuela con la familia, porque en el fondo la familia es la célula de la sociedad y la escuela es la institución educativa social por excelencia que puede orientar acerca de la educación de la persona en todos los órdenes.
Y porque en el medio están los niños y adolescentes, únicos e irrepetibles, merecedores de una vida plena y sana, capital humano familiar y social por excelencia, que en el fondo y de alguna manera están pidiendo que alguien haga algo por ellos.
*Viviana Méndez - Bioquímica MN 9900 - Lic. en Ciencias para la Familia y Orientadora FamiliarOtras notas de esta sección