La
Escuela albergue secundaria N°4-182 “Aida Font” de la localidad de Desaguadero, en Mendoza, notó la necesidad de plantar especies arbóreas en las viviendas de vecinos y zonas urbanas y rurales.
Esta región de Argentina posee escasez de agua, por lo que existe un impacto enorme debido al calentamiento global y al cambio climático. Esto requiere implantar y restaurar bosques nativos que ayuden a mitigar las consecuencias de esta problemática y, al mismo tiempo, que sirvan como oferta forrajera para la producción pecuaria.
La desertificación es uno de los problemas ambientales más graves y de mayor impacto socioeconómico. En las dos terceras partes del territorio argentino hay suelos áridos y semiáridos, por lo que resulta prioritario detener el avance de las condiciones desérticas a otros suelos productivos.
Mendoza, como consecuencia del uso que la sociedad le ha dado a su suelo, es una de las provincias más afectadas.
Para ello los estudiantes de 5to año junto a su docente de Proceso Productivo,
Silvana Lilia Boscatto, realizan el proyecto
“Vivero de plantas nativas para la restauración ecológica de zonas áridas”. Con esta actividad se busca instalar un vivero escolar de plantas nativas para obtener algarrobo, cina cina, jarilla, retamo, zampa, chañar, entre otras especies.
Su objetivo es repoblar los campos de la zona y la comunidad.
“Notamos que en los alrededores de la escuela no había este tipo de plantas o que las que estaban tenían poco cuidado. A partir de allí se nos ocurrió un proyecto que involucra la flora nativa con la injerencia de cada una de las materias”, detalla
Silvana.
Este tipo de plantas requiere poca agua para su desarrollo. Al mismo tiempo, permite cubrir espacios vacíos en calles y senderos del pueblo con la seguridad de que estos vegetales se desarrollen con el aporte de agua de lluvia.
El proyecto empieza por la escuela
“Aida Font”.
En ese caso, a los vegetales implantados se sumarán flores de polen y néctar para la actividad apícola escolar y de productores locales.
Aquellas plantas destinadas al arbolado público y viviendas de los vecinos aportarán sombra y disminuirán los efectos negativos de los vientos en la zona.
“La falta de árboles y ser un lugar ventoso impacta negativamente porque los suelos desnudos generan un microclima hostil. Por ello nos parece importante recuperar el arbolado público e incorporar forrajeras para los productores locales”, señala
Boscatto.
Al mismo tiempo, el futuro de lo que se propone se restituye con la recolección del fruto del algarrobo, su procesamiento y uso de la harina para recuperar, mostrar saberes y prácticas que realizaban nuestros pueblos originarios, muchas de ellas en la actualidad, aprovechándolo como alimento. De esta forma, se suma la posibilidad de generar ingresos genuinos a los puesteros y vecinos con la venta de subproductos.
Los estudiantes buscan comunicar las propuestas mediante diferentes herramientas:
-Dar talleres en escuelas primarias y secundarias para informar sobre la importancia de las plantas que conforman nuestra flora nativa.
-Diseñar micro programas radiales para difundir el valor del cuidado del medioambiente.
-Elaborar folletos explicativos para puesteros del departamento.
-Trabajar colaborativamente con instituciones como
IADIZA e
INTA en la reproducción y puesta en valor de plantas nativas.
Estudiantes y docentes se encuentran trabajando en la construcción del invernáculo y la recolección de semillas para la posterior siembra. Al mismo tiempo, la propuesta pretende ser sostenible en el tiempo gracias a los estudiantes de 3ero, 4to y 5to año.
La grave situación que atraviesan nuestros ecosistemas, castigados por la extracción no sustentable de leña, sobrepastoreo e incendios ocasionados, sumado al calentamiento global y el cambio climático producen temperaturas extremas y es necesario generar programas que lo reviertan. Por eso, la idea de la escuela
“Aida Font” representa una posibilidad de progreso y mejora para el ecosistema de Desaguadero, Mendoza.
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