La
Escuela N°213 “Manuel Belgrano” de San Carlos Centro, Santa Fe, fue seleccionada ganadora de la 3era edición del
Premio Fundaciones Grupo Petersen (FGP). Con un premio de 2 millones de pesos podrá poner en marcha su propuesta a mayor escala,
que es la reducción de la contaminación y el impacto ambiental producido a la tierra y al agua durante la eliminación de aceite de cocina usado.
Este programa de las
Fundaciones Banco San Juan,
Banco Santa Fe,
Banco Entre Ríos y
Banco Santa Cruz, tiene por objetivo contribuir a la formación de docentes de escuelas secundarias en estrategias de aprendizaje activo para involucrar a los estudiantes. De esta forma, ellos logran adquirir y fortalecer capacidades fundamentales para su vida, promoviendo, a través de instancias formativas y de una competencia de proyectos de impacto social, ideas orientadas a la ciencia y a la sustentabilidad.
Este año hubo más de 110 propuestas presentadas a nivel nacional. Además, las instituciones educativas realizaron un exclusivo C
ampus Educativo Virtual FGP: una formación de 5 meses en
Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
Con alrededor de 460 estudiantes, el grupo de 4to año de la
Escuela N°213 visibilizó una problemática muy presente en nuestros días:
la gestión de residuos. Al mismo tiempo esta idea permite concientizar a la comunidad sobre la alta contaminación que ocasionan los desechos.
A pesar de que algunos residuos orgánicos se pueden descartar de forma hogareña mediante el compostaje, existen otros que producen grandes dificultades al medioambiente. Por ejemplo, un solo litro de aceite utilizado puede llegar a contaminar cerca de 40.000 litros de agua.
“Un gran problema cuando descartamos este material a la tierra es que la deja infértil. Por otro lado, también es un problema para las cañerías porque las obstruye”, detalla el grupo.
A nivel medioambiental, la liberación de aceites y grasas al medio acuático aporta contaminantes que se difunden por la superficie reduciendo la oxigenación del agua y su calidad físico-química, lo que pone en riesgo a las especies presentes que viven allí.
Junto a docentes de Matemática, Química y Geografía el grupo de estudiantes utilizan una famosa reacción química llamada saponificación, en la cual los triglicéridos (las moléculas que componen las grasas) reaccionan a un compuesto alcalino de pH alto (como la soda cáustica) obteniendo como resultado jabón y glicerina. Los productos desarrollados están empaquetados con biomateriales (materiales a base de productos orgánicos).
“El proceso es: se disuelve la soda cáustica en agua (30ml) y se va agregando de a poco el aceite (30ml), siempre revolviendo en el mismo sentido durante unos 15 minutos. Luego se deja secar durante 4 semanas para que esté listo para su uso”, explican.
En la institución, además, se dispondrá un
“Punto Verde” accesible para toda la comunidad que funcione como espacio de recolección y almacenaje del aceite usado.
Algunos de los ítems destacables de este proyecto institucional es que reduce el impacto ambiental en fuentes de agua, minimiza costos de tratamiento de las mismas, involucra a la comunidad, difunde información y concientiza sobre buenas prácticas, fomenta el desarrollo profesional y técnico sobre micro emprendimientos, favorece la economía circular, brinda un producto saludable y genera conciencia sobre la gestión de residuos.
“Los alumnos se entusiasmaron con el proyecto porque sienten que fue pensado por ellos y creado en torno a sus intereses. Por otra parte, pueden poner en práctica su creatividad y experimentar sus habilidades de trabajo en equipo”, sostienen los docentes.
El equipo de la
Escuela N°213 “Manuel Belgrano” de San Carlos Centro usará el premio del concurso para ampliar el volumen de producción. Su idea es
“producir jabones y detergentes sólidos y líquidos” que serán utilizados para lavar la ropa y elementos de cocina. Un punto a destacar es que
“Eco-Jabones” será parte del proyecto institucional para que se continúe trabajando durante los próximos años.
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