En el transcurso del 2004 inició el camino de la
Orquesta “Sonidos de Luz”, compuesta íntegramente por jóvenes ciegos o con visión reducida. Su objetivo es potenciar la autoestima y promover el trabajo en equipo de los estudiantes bajo el campo de la música.
El proyecto cuenta con el amparo de la Fundación Luz, entidad surgida en 1924 de la mano de un grupo de mujeres, entre las que se encontraba la escritora Marcela Paz. Al poco tiempo lograron formar el Colegio de Ciegos Santa Lucía, que durante 1947 fue recocido por el Ministerio de Educación de Chile como el primer establecimiento educativo para ciegos de América Latina.
La educación artística resulta beneficiosa para el desarrollo cognitivo de los jóvenes.
Cristobal Rojas es el director de la
Orquesta Sonidos de Luz y quién constantemente busca potenciar las
habilidades psicosociales de los alumnos. Su historia personal lo conecta fuertemente con la vivencia de sus alumnos, ya que su abuela, que era pianista, fue perdiendo la visión, pero aun así siempre se las ingenió para seguir tocando música.
“El principal trabajo es adaptar las técnicas de dirección musical ya que suelen ser impartidas mediante gestos visuales”, detalla Cristobal.
El objetivo de la Orquesta no es solamente que sus estudiantes
se desarrollen musicalmente, sino que Rojas prioriza trabajar la inclusión en el mundo laboral. Esto se vio reflejado cuando un alumno de 15 años ingresó en 2019 Conservatorio de la Universidad de Chile, convirtiéndose en el primer músico ciego en lograrlo. Ese mismo año lanzaron su álbum debut
“Música para tus ojos”, que sirvió para demostrar el poder de la música para transformar sociedades.
Para dirigir la Orquesta Sonidos de Luz, Cristobal Rojas utiliza un pandero de pie y un bajo eléctrico. El primero sirve para marcar el pulso e inicio del tema; cómo metrónomo en el proceso de ensamble del repertorio; dar aviso de cierre de obra; como seña de inicio o término de los solos, cambios de secciones, pulso y métricas. Mientras que el bajo es fundamental para la sección rítmica, armonía y melodía.
Estas guías rítmicas han sido claves al momento de enseñar nuevos repertorios y lograr una buena dirección de la orquesta. Además, Cristóbal ha usado el sistema de lectura Braille en algunos instrumentos, como los teclados, para marcarles las notas.
Para fomentar la autonomía de todos sus estudiantes, también le ha puesto indicaciones en Braille a sus equipos: cables, estuches y fundas, entre otros.
“En la orquesta la música representa la humanidad, ya que acompaña al ser humano desde los orígenes. Con ella expresamos lo que somos, lo que llevamos dentro. Poder expresar y liberar la creatividad fortalece a las personas ciegas”, expresa Rojas.
Desde la llegada de Cristobal a la orquesta, se generó una gran conexión entre los integrantes que permitió incorporar nuevos estilos musicales. El Jazz, por ejemplo, fue una novedad para ellos, que hasta ese momento solo tocaban música clásica, popular o folclore.
De esta forma, Cristóbal está logrando –desde la música– que sus estudiantes superen sus propias expectativas, gracias a métodos que él fue desarrollando.
“La música es una herramienta de resiliencia, al desarrollar en ellos la capacidad de superar obstáculos, ser constantes y persistentes. Así potenciaron su autonomía, promover el trabajo en equipo y plantear la actividad musical como un campo laboral”, concluye.
Debido a que es un agente de cambio en su comunidad y por su trabajo de
inclusión en la música, Cristobal Rojas fue seleccionado entre los 50 semifinalistas del Global Teacher Prize que organiza la Fundación Varkey.
Con la intención de reconocer a los docentes que cambiaron la vida de los estudiantes mediante la música se agregó la subcategoría “Profesor/a de música”. Allí es que fue ganador de la categoría.
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