La Sortija es una compañía de teatro que entienden al teatro como una representación de lo que acontece en la sociedad. Desde una mirada crítica y estética que interpela, y que nos permite ampliar nuestro horizonte de mirada, el teatro contribuye a la circulación de valores, sentidos e imaginarios, y se desempeña como una herramienta potente si se lo pone al servicio de la educación.

Hace varios años trabajan en la creación de sus propias obras, recorriendo escuelas de gestión estatal y privada en los niveles inicial, primario y secundario. Sus propuestas impactan por la originalidad y el despliegue escenográfico, el vestuario y los títeres. Desde marzo del 2020, con la llegada de la pandemia de COVID-19 que generó pasar a una educación virtual, se encuentran adaptando sus obras para poder llegar a cada rincón del país de una forma óptima. Siendo el caso de manera presencial, las obras siempre están pensadas en adaptarse a los diversos espacios para una experiencia teatral integra.

Pablo Varela, actor y el director de La Sortija, nos explicó que el inicio de la compañía se dio cuando conoció a Mariana Gagliano, con quién coordinan la empresa. Ambos poseían una larga trayectoria en proyectos teatrales y ella fue quién le propuso la idea de trabajar juntos generando obras para chicos. “Ya son casi 10 años produciendo este tipo de contenidos artísticos. Nosotros nos autogestionamos y el tiempo nos dio herramientas para producir un material que motive a los chicos”, asegura Pablo.

Cuando surge la idea de trabajar una temática específica, el equipo que integra La Sortija trabaja el contenido en forma conjunta y detallada para que no existan errores. Actualmente se encuentran desarrollando tres obras que atraviesan un mismo eje: “Arte que inspira conciencia ambiental”. Se trata de “Rebelión en el baño. Sin agua nada es posible”, “El profesor recicla” y “Eco Walsh”.



El espectáculo es una ocasión ideal para que los mundos internos de los espectadores e intérpretes se hilvanen en un entramado de universos donde la magia, el asombro, las risas y la ternura crecen en cada aliento y nos recuerda que soñar, imaginar y divertirnos es parte esencial de nuestra vida cotidiana. 

“El teatro tiene un valor fundamental para los chicos que les permite desarrollar la integración social y la imaginación. Eso se puede ver en el feedback que nos brindan una vez terminadas las obras”, afirma Pablo Varela.

El trabajo que realizan también cuenta con un objetivo pedagógico. Previo al comienzo de las obras les entregan un dosier con aquellos puntos que van a trabajarse en las obras teatrales y finalmente son las docentes quienes verán cuál es el contenido que más se ajusta a las clases. “En general puntualizamos en la gestión de conflictos, el trabajo en equipo, utilizar la imaginación, el respeto por la naturaleza y la educación ambiental”.

De pequeños observamos, imitamos el mundo que nos rodea y de esta forma aprendemos. Los niños juegan y crean universos desde la imaginación. Con el paso de los años, ese juego espontáneo y verdadero se va perdiendo. Una forma de mantener viva esa llama de imaginación y creatividad es el teatro, que nos permite liberarnos de bloqueos y convertirnos en seres más expresivos, sensibles y autogestivas.

“Cuando un chico te permite acceder a su mundo, hay un vínculo anterior a la obra. Lo que se genera en cada niño es un recuerdo que va a durar para toda la vida y no se olvida más”, asegura el director de La Sortija, Pablo Varela.



La imposibilidad de presentar las obras de forma física en cada una de las instituciones debido a la pandemia de COVID-19 fue un golpe duro para integrante de La Sortija. Aun así, Pablo destaca la posibilidad que les abrió para llegar a lugares impensados como Jujuy, Mendoza, Tierra del Fuego, Neuquén o Cippoletti. 

“¿Cómo que hay un chico que me manda dibujos explicando que le encanta lo que hago, atrás de una pantalla con la nariz puesta y un títere? Eso nos desacomoda el melón y nos da miles de alegrías en un contexto complicado”, afirma Varela.

El teatro es una herramienta lúdica que nos permite afrontar situaciones conflictivas para los tiempos que corren. Para las infancias son una forma de diversión, expresión y desarrollo. Además, favorece el aprendizaje y la evolución física, mental y espiritual de los niños y niñas.