Las personas tenemos una profunda necesidad de expresarnos y de comunicarnos. Este anhelo se ha canalizado desde los orígenes del ser humano, entre otras formas, a través de la expresión artística como el canto, la danza, las pinturas o los murales. El arte es capaz de impactar de una manera tan diversa como particular como otros canales no consiguen; nos conmueve, nos inquieta, nos irrita y a veces nos convence.
El arte despierta en el individuo ciertas emociones y permite la percepción del mundo que lo rodea, entre otros grandes beneficios. Cabe mencionar que cualquier manifestación artística puede ayudar al ser humano a producir y facilitar el conocimiento. Desde esta perspectiva, el arte es reconocido como fuente de conocimiento y conciencia porque contribuye a que podamos ver el mundo de una forma diferente.
Siguiendo esta idea sobre los beneficios del arte, en 2018 se constituye la
Fundación Educacional Colorearte para gestionar y dar continuidad al proyecto Concurso Colorearte creado en el 2004 como apoyo a la educación formal desde el arte, la ciencia y la tecnología.
“La idea inició para enseñar la teoría del color a los niños y niñas de las escuelas”, afirma Tomás Clemens, Director Ejecutivo de la organización chilena
La teoría del color se trata de un conjunto de reglas básicas que rigen la mezcla de colores para conseguir efectos deseados al combinar colores o pigmentos. Uno de los principales elementos de toda teoría del color es el círculo cromático. Se trata de una representación circular de todos los colores del espectro visual, organizados de manera tal que los contrarios se enfrenten y los complementarios estén próximos el uno al otro. El círculo cromático permite identificar los colores primarios o puros, y aquellos que se consideran derivados (fruto de la mezcla de colores).
Mediante nuevas herramientas, los docentes en conjunto con sus estudiantes diseñan y desarrollan un
proyecto que integra el arte, la ciencia que genere una pieza o intervención artística. Desde Colorearte esperan que estas iniciativas permitan desarrollar y promover las habilidades del siglo XXI como la colaboración, creatividad, pensamiento crítico, carácter, comunicación y ciudadanía.
“Durante 2020 la pandemia nos provocó un impacto interno que nos llevó a volcarnos a la virtualidad y dar por terminado, por el momento, el concurso para dar paso a una metodología de aprendizaje basado en proyectos”, señala Clemens.
Hay numerosas razones que justifican la necesidad de desarrollar las habilidades artísticas en los niños: impulsar sus capacidades intelectuales, permitirles satisfacer sus necesidades de expresión, desarrollar su creatividad o posibilitarles momentos de disfrute y diversión.
“Desde el año pasado descubrimos lo importante que era para los estudiantes el arte como una herramienta de cuidado socio emocional. También, como fundación queremos levantar la asignación de arte, como un espacio transversal”, sostiene Rosario Woodyatt, integrante del área de Comunicaciones de Colorearte.
Al igual que su antecesor, el Proyecto Colorearte cuenta con una temática. Este año está relacionada con el medio ambiente.
“Semillas: un tesoro por descubrir” busca que los estudiantes junto a sus profesores planteen una pregunta desafiante que los motive a investigar de forma interdisciplinaria.
Este programa cuenta con dos fases: la primera implica las inscripciones y el periodo de capacitaciones y entrega del material de apoyo y finaliza con la inscripción de los equipos. La segunda fase es la puesta en marcha del proyecto interdisciplinario en conjunto con los estudiantes y que cierra todo el programa con una obra artística final.
¿Qué temas abarcarán las capacitaciones y material de apoyo para docentes?
- Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP)
- Evaluación de proyectos
- Teñido
- Color
- Arte contemporáneo
- Cuidado socioemocional de docentes y estudiantes
“Los profesores nos cuentan lo interesante que termina siendo para los estudiantes poder vincular distintas asignaturas. Es una experiencia mucho más enriquecedora porque pueden desarrollar habilidades socioemocionales entre ellos, pero el aprendizaje se vuelve más real”, concluye Claudia Seguel, parte del Equipo de Coordinación de la Fundación Colorearte.
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