Estudiantes de la Escuela Normal "Manuel José Almada” de Chascomús, en conjunto con estudiantes de dos escuelas de México, una de Veracruz y otra de El Tajín, aplicaron sus conocimientos sobre robótica para sanear la laguna local. El proyecto fue reconocido por Microsoft Educatión debido a la innovación y a la aplicación de robótica y programación para cuidar el medio ambiente.
La contaminación del agua es una problemática que aqueja al Planeta y, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, el 80% de las aguas residuales se vierte en vías fluviales sin un tratamiento adecuado. El mundo perdió el 70% de sus zonas húmedas naturales en el último siglo.
Ante la contaminación difusa, provocada por afluentes cloacales, agrotóxicos y basura urbana, la profesora de Química, Adriana Maurente, y un grupo de estudiantes de 15 y 17 años, diseñaron un pequeño prototipo de barco programado con placas de Arduino que les brinda datos en tiempo real sobre el estado del agua.
“Nosotros aportamos con la temática de química, pero aprendimos muchísimo de programación usando Arduino”, afirma la docente.
Tras encuentros virtuales mediante la plataforma Teams, en 6 meses, crearon un proyecto interdisciplinario basado en programación, robótica, química y ciencias para sanear las aguas de la laguna.
Los espejos de agua ubicados en Chascomús, Argentina, el Tajín y Veracruz, México, comparten una composición fisicoquímica similar y varios problemas de contaminación en común. Con el objetivo de llevar respuestas concretas, los estudiantes encontraron una solución biotecnológica: un tratamiento de agua llamado “fitoremediación”, que utiliza plantas nativas no invasivas.
“Fue un impacto fuerte poder trabajar con escuelas de otros países, porque pudimos incorporar otros conocimientos y miradas al proyecto”, detalla Adriana, la docente a cargo.
Para eso, seleccionaron la especie “Thypa sp”, más conocida como Totoras, una planta que purifica las aguas contaminadas porque absorbe las impurezas. Durante seis meses, los estudiantes y docentes compartieron e intercambiaron información. Volcaban los datos en un documento compartido y editable de OneNote. A su vez, mantenían reuniones semanales por Microsoft Teams.
El proyecto, nacido durante la pandemia, pretende utilizar las totoras (plantas nativas y no invasivas) para purificar el agua contaminada de la Laguna de Chascomús. La primera prueba se realizó en la escuela de Veracruz, México, utilizando tecnología que luego se replicó en la ciudad bonaerense. Se usaron barcos reciclables, construidos a partir de reutilizar bidones de plástico. Programados con placas Arduino y equipados con sensores de temperatura y humedad. Estos recogen información y los envían en tiempo real a una base de datos montada en SQL y Excel. Estos datos se complementan con otros que son tomados por un dron y un robot. Al ser recopilados van a una base que les permite a los alumnos sacar conclusiones para encontrar una solución.
Esa solución es conocer cuándo es el mejor momento para distribuir las semillas de las totoras en la laguna, el Ph del agua y los cambios de temperatura.
Debido a las medidas de aislamiento, el proyecto comenzó desde la virtualidad; sin embargo, en el verano, se materializó: los estudiantes se encontraron en la laguna y llevaron a la práctica el trabajo de todos esos meses.
“Poder trabajar en equipo, conocernos con estudiantes y pares docentes de México, en un contexto totalmente atípico, fue un proceso pedagógico único. Durante seis meses, nos conectamos desde nuestras casas para desarrollar un barco robot y analizar la posibilidad de sanear las aguas de nuestras ciudades a través de la fitoremediación”, comenta orgullosa la Profe.
Diseñaron una APP
A través de PowerApps, crearon una aplicación que permite diseñar soluciones específicas a problemas sin saber lenguaje de código ni programación. Pudieron visualizar y sincronizar los distintos proyectos y verificar si las condiciones ambientales permiten a los estudiantes implementar la fitoremediación en sus respectivas áreas.
En el transcurso de seis meses, los y las estudiantes se conectaron semanalmente para ver qué podían hacer para resolver el problema de sus respectivos espejos de agua, qué tecnología era la más conveniente aplicar y cómo lo iban a implementar. Con este proyecto, obtuvieron un reconocimiento por parte de Microsoft Latinoamérica, debido a su innovación e impacto positivo en el medio ambiente.
En la Escuela de Chascomús, la sustentabilidad y el medio ambiente es un campo de acción que los estudiantes promueven mucho, avanzan en trabajos sobre energías solares y renovables, procesos biotecnológicos de degradación de colillas de cigarrillo, pasta de celulosa sin contaminantes y el desarrollo de pinturas ecológicas. Todo esto llevado a cabo con nuevas tecnologías e innovación como herramientas fundamentales del proyecto.
“No somos una escuela Técnica por lo que es importante incorporar el uso de tecnologías y la robótica, porque es lo que los alumnos van a ver en el futuro”, concluye Adriana Maurente docente a cargo del Proyecto.
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