El consumo de cigarrillos afecta notablemente a la salud de los individuos, además de generar una notable cantidad de problemas en el medioambiente. En Argentina, cada año se desechan 32.000 millones de colillas de cigarrillos que liberan en el suelo sustancias tóxicas como nicotina, arsénico, níquel, cadmio y plomo, entre otros.

Estas están hechas de acetato, un material que tarda más de 20 años en degradarse y son la principal causa de basura en el mundo, según el Ministerio de Salud. Una sola colilla tiene la capacidad de contaminar entre 50 y 1000 litros de agua dulce.

Debido a esta problemática, un grupo de estudiantes del nivel primario del Instituto Superior “Enrique Guillermo Hood”, trabajó en el diseño de ladrillos a base de colillas de cigarrillos. Este producto posee propiedades acústicas y térmicas con un bajo costo económico.

El principal objetivo de los estudiantes de 4to grado era construir una casa para los animales que están alrededor de la escuela. 



“Cuando uno de los alumnos trajo la propuesta nos pusimos a investigar antecedentes y encontramos que en Mendoza hay arquitectos que lograron construir este tipo de ladrillos”, explica Erica Melo, docente de Tecnología a cargo del proyecto.

Un segundo paso fue asesorarse sobre cuáles eran las mejores maneras de fabricar un ladrillo de estas características. Para eso se acercaron a un tabique ubicado en el Departamento de Santa Rosa. Allí, docentes y alumnos se capacitaron sobre cuál era la mejor forma de realizar un ladrillo artesanal.

Una vez obtenidos los conocimientos necesarios, volvieron al aula para empezar a probar si lo aprendido podía llevarse a la realidad. Para ello, necesitaban conseguir la materia prima. El proceso comenzaba recolectando de forma muy cuidadosa las colillas y poniéndolas en frascos con alcohol para luego sacarles el papel y quedarse solamente con el filtro.



Y sucedió. Lograron obtener un ladrillo bastante duro a base de colillas de cigarrillos. Pero surgió un problema: algunos se desmoronaban. Por este motivo, cuando participaron en el proyecto en la Feria de Ciencias del año pasado, les recomendaron cocinarlos para que obtengan mayor solidez.

Durante este año se propusieron lograr esa consistencia en el armado del ladrillo. Lo primero que buscaron fue cocerlos cada uno en sus casas y en diferentes hornos, pero aún no conseguían tomar el color anaranjado que todos conocemos.

“Tuvimos que volver al tabique para saber que era necesario un horneado a unos 1200 grados durante 4 días, y que, si se pasa se empiezan a deformar. Lo que hicimos fue llevar todo listo y Don Miguel nos prestó los moldes porque al otro día iban a prender el horno, algo que sucede una vez cada tres meses”, nos cuenta Melo.



En la fábrica ubicada en el Departamento de Santa Rosa se pueden realizar unos 70 mil ladrillos, por lo que la ayuda y la experiencia que lograron obtener los estudiantes fue maravillosa.

¿El resultado? “Superó nuestras expectativas”, afirma Erica.

La concreción del proyecto con un anclaje social y medioambiental, representa para los chicos y chicas un impacto altamente satisfactorio en su proceso de aprendizaje. Los estudiantes realizaron folletos para informar y prevenir acerca de los problemas que las colillas de cigarrillo causan a la naturaleza. “Fue impactante verlos reflexionar e involucrarse en la sociedad”, detalla Erica Melo, docente de Tecnología del Instituto Superior “Enrique Guillermo Hood”.

En la última oportunidad que se realizó la Feria Regional de Educación, Arte, Ciencia y Tecnología del Valle Central en la provincia de Catamarca, el proyecto de los ladrillos a base de colillas de cigarrillos de los estudiantes de 4to grado, pasó a la etapa Provincial. “Es muy emocionante”, concluye Erica.