Pasaron treinta y tres años de aquel 8 de septiembre de 1988 cuando Argentina, en el marco del Día Mundial de la Alfabetización, fue distinguida por la
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) por los exitosos resultados que obtuvo el Plan Nacional de Alfabetización, puesto en marcha durante los inicios de la recuperación democrática. A pesar de ello, la propuesta terminó desmembrada con el correr de los años y Argentina no logró desterrar el analfabetismo aun habiendo tenido grandes avances.
Se comprobó durante el primer censo de población en 1869 que el índice de analfabetismo, aquellas personas que no sabían leer ni escribir por falta de enseñanza, era de 78,2%, mientras que, en el último realizado en 2010, arrojó el éxito de los planes a largo plazo: 1,9% de analfabetos. En la actualidad, la irrupción de la tecnología generó un analfabetismo digital que se suma a la no concurrencia de alumnos a establecimientos educativos y, otros que no logran completar sus estudios primarios.
Entendiendo que existen miles de niños y niñas que asisten a la escuela, pero que no logran adquirir un dominio mínimo de lectura y escritura, es que la investigadora adjunta del CONICET Beatriz Diuk diseñó
proyecto Dale! en apoyo para aquellos que viven en contextos de vulnerabilidad.
“En los trabajos que integré noté que mejorábamos la propuesta en el aula de intervención en el aula, pero llegábamos tarde o quedaban atrás algunos chicos”, reflexiona.
La propuesta que lleva adelante Diuk se orienta en que la dificultad no está en la falta de aprendizaje del niño o niña sino porque el método no era el adecuado. También, la búsqueda está planteada en ser una herramienta para facilitar la tarea de los y las docentes que necesitan estrategias que les permitan sistematizar, organizar y potenciar sus prácticas.
“Hay una convicción profunda de que pueden aprender”, asegura.
El equipo Dale! lo integran docentes y especialistas en Educación y en Psicolingüística, quienes investigan acerca del proceso de alfabetización en contextos vulnerables, generan materiales y propuestas para apoyar y garantizar la lectoescritura de los estudiantes.
La propuesta se organiza en sesiones de 20 minutos en los que un referente acompaña al estudiante siguiendo las secuencias elaboradas por el equipo interdisciplinario, acompañado por una serie de recursos como los cuadernillos de actividades, juegos e historias para leer. Los encuentros se estructuran de la siguiente manera:
1- Apertura oral donde se conversa con el estudiante.
2- La realización de un juego.
3- Una actividad práctica en el cuadernillo.
“Se necesita un espacio personal, privado donde se sientan contenidos y valorados. Muchos piensan que es culpa de ellos no saber leer y escribir. Hay que transmitir que realmente nos importa, saber quién es, qué le pasa, que le interesa, que le da miedo y que le alegra”, asegura la Licenciada en Ciencias de la Educación sobre el proyecto para con los niños y niñas.
Durante los 14 años que lleva creado proyecto Dale! (cinco de ellos fueron de diseño, implementación piloto, evaluación y rediseño) más de 11 mil niños y niñas, 5 mil docentes, 2300 escuelas y centros educativos de 12 provincias decidieron implementar un método disruptivo para mejorar los rendimientos en lectoescritura de los alumnos.
“Hay un porcentaje de chicos en cada clase social que necesitan una ayuda extra. En los estratos medios-altos de la sociedad se le puede pagar a una psicopedagoga o una maestra particular, pero cuando se está en contexto de pobreza nadie puede pagarlo”, contextualiza Beatriz Diuk.
El programa inicial estuvo pensado para referentes barriales con el fin de ser utilizado en la educación no formal, pero a causa de su reconocimiento se puso en marcha dentro de varias instituciones educativas. Mendoza y Buenos Aires, esta última de la mano del Programa Escuelas en Red, son dos provincias que trabajan las actividades de manera institucionalizada.
Algunos de los datos que surgen de las evaluaciones que realizan antes de comenzar a implementar Dale! y nuevamente después de su intervención son que en una primera instancia el 58% de los 890 niños y niñas participantes se encuentran en el nivel 1 sobre el conocimiento de escritura de palabras, mientras que tras la implementación del programa ese número se redujo a 15%.
La demanda de tiempo que implica el proyecto a nivel presencial, motivó a crear un videojuego que posibilite combinar la tecnología con la educación en la búsqueda de profundizar su alcance. Más de 10 mil chicos avanzaron en su alfabetización gracias al juego.
“En 2016, a través del Centro de Investigación Aplicado en Educación de San Andrés (CIAESA) nos contactamos con Globant para acercarles la propuesta. El proceso fue hermoso porque nos permite darle mayor escala al proyecto”, afirma Beatriz Diuk.
La versión original estuvo pensada para estar cargadas en las computadoras de las escuelas, pero la llegada de la pandemia a la Argentina durante 2020 generó un cambio de planes: ahora se necesitaba generar la opción para que los niños y niñas puedan utilizar los videojuegos en su casa. Así fue que se subieron a una página web para que estén disponibles de manera libre y gratuita y se diseñó una versión para celulares, con la posibilidad de jugarlos online u offline.
Lo que permite la aplicación es dar solución y facilitar el aprendizaje en cualquier momento y lugar con el objetivo de que los chicos puedan concretar o resolver exitosamente las diferentes actividades. La tecnología no reemplaza el rol de la maestra, sino que abarca un mayor número de estudiantes, y permite que el proyecto escale.
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