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La Técnica en Pandemia

Por: EDUCREAR  |  Sábado 2 de Enero de 2021

La pandemia por COVID-19 afectó el funcionamiento del Sistema Educativo en Argentina y más aún a las Escuelas Técnicas. En ese contexto, rescatamos trabajos realizados durante estos meses.



En 2005 se sancionó la Ley de Educación Técnico Profesional (ETP) 26.058 que ordena y regula la Educación Técnica en Nivel Medio y Superior del Sistema Educativo Argentino, pero este año la pandemia puso en jaque su pleno funcionamiento, justamente  debido a que la esencia de la Técnica se basa en saberes prácticos y en la realización de talleres. Desde marzo el desafío de docentes y alumnos. es mantener el vínculo pedagógico que se vio particularmente dañado.

En un contexto de crisis sanitaria, los docentes tuvieron que desarrollar tareas desde sus hogares atendiendo a las dificultades pertinentes como la falta de conectividad o de herramientas tecnológicas. Según la “Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población” presentada por UNICEF Argentina al Presidente de la Nación, Alberto Fernández, se alerta que el 18% de los adolescentes del país no cuentan con conexión a internet y el 37% no posee una computadora para realizar los trabajos escolares.

En Argentina existen más de 1600 Secundarias Técnicas en las 24 jurisdicciones del país donde los 682.000 estudiantes cursan alguna de las 22 especialidades que se ofrecen. La coordinación está bajo el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET), entidad que  además coordina 174.000 estudiantes que se están formando como Técnicos Superiores, y alrededor de 338.700 en Formación Profesional.

Desde la implementación de la Ley de Educación Técnica Profesional (ETO) las Escuelas Técnicas incorporaron las prácticas profesionalizantes como espacios curriculares que acercan a los y las estudiantes a situaciones reales de futuras profesiones. Esta característica es lo que los diferencia con respecto al resto de las modalidades educativas, debido a que la dificultad  reside en replicar un espacio de taller o laboratorio en el hogar.

A pesar de todas  las circunstancias adversas que se sucedieron durante la pandemia por COVID-19, las Escuelas de Educación Técnica continuaron trabajando y buscaron la manera de reforzar el vínculo alumno-escuela para valorar y continuar el trabajo construido anteriormente.



Un invernáculo que siembra futuro

En el valle inferior del río Chubut se encuentra la localidad de Gaiman, un pueblo de raíces galesas donde una iniciativa de la Escuela Agrotécnica N°733 “Benito Owen” fue seleccionada por el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) entre unas 377 propuestas presentadas en el Programa IDEAS. En este caso se trata de un Invernáculo Inteligente, denominado “Sembrando Futuro”, que quedó entre los 26 proyectos escogidos por el INET ya que  introduce importantes mejoras a problemáticas sociales y productivas de la comunidad.

La idea se basa en instalar un sistema que regule la temperatura y la humedad, la apertura y cierre automatizado, un seguimiento remoto y el funcionamiento de un invernáculo tradicional para una producción bajo cubierta regular y sustentable, actividades que permitirían afrontar  el problema de la “disparada” de los precios y de la baja oferta de ciertos productos durante ciertos momentos del año. “Aprendemos, pero lo que generamos le sirve al otro”, afirma el director de la escuela, Marcelo Fabián Álvarez, sobre la importancia de involucrar los conocimientos en función de una necesidad comunitaria.

El Proyecto, que se encuentra bajo la mentoría de Microsoft para vincular el software de uso común con los equipos automáticos, permitirá producir tomates, morrones y verduras de hoja durante todo el año sin importar las condiciones climáticas y así, llegar a  vender estos productos en las tradicionales ferias que se llevan a cabo en la escuela.

Además, existe otro Proyecto en el que los alumnos se encuentran trabajando, acondicionando y mejorando equipos para empresas de la zona. Dichos equipos, más ergonómicos y livianos para ser transportados,  permiten hacer una castración señalada a los animales, evitando el estrés y el sufrimiento, y a su vez, facilitando el trabajo de los operarios. “Las prácticas en la escuela se traducen en elementos concretos con una funcionalidad”, analiza Marcelo Álvarez.

Una oruga que inspira

La Escuela Técnica N°3135 “Gral. José de San Martín” de la localidad de Tartagal, en Jujuy, también fue seleccionado por el INET para llevar adelante un Proyecto que busca crear una oruga desinfectante para mejorar la higiene de los espacios escolares. “Cada año buscamos que realicen un prototipo que automatice algún proceso manual, pero este año decidimos encarar las necesidades de salubridad que nos impuso el coronavirus”, nos explica Fabiana Griselda Viera, directora del establecimiento.

El confinamiento trajo angustia en los adolescentes, que vieron la imposibilidad de realizar las prácticas que tanta satisfacción les trae, pero, el  haber sido seleccionados por su trabajo de realización de un prototipo a gran escala de un pequeño robot desinfectante que el Instituto les había enviado, fue una caricia ante un año duro. Su funcionamiento, que estará bajo la mentoría de Intel, se realizará mediante el celular. Su  función es lograr una correcta desinfección de los espacios de la Institución para la vuelta a clases en 2021.



Pensando en volver

En la Escuela Provincial de Educación Técnica N°18 de Puerto Esperanza, en Misiones, alumnos y profesores encontraron la forma de sustituir las prácticas profesionalizantes a partir de un Proyecto electromecánico que posibilite a la comunidad educativa una vuelta a clases de la forma más segura posible. La idea fue crear un testeador de síntomas de COVID-19 con un sistema de sensores que permita medir la temperatura corporal y que cuente con un difusor de fragancias para testear el olfato de cada una de las personas que ingresaran a la Institución, ya pensando  en el retorno a las actividades escolares de forma segura y adaptándose al Protocolo Institucional de Seguridad Sanitaria.

 “Las últimas semanas los alumnos junto a sus profesores pusieron en práctica una serie de elementos técnicos y científicos que aprendieron durante los años anteriores”, nos explica María Fernanda Lenguaza, directora de la escuela. El Proyecto se encuentra encuadrado dentro del área de desarrollo tecnológico, surgida en 2017, donde se trabaja en la innovación tecnológica con la idea de dejar un legado en la Institución. Su implementación permite disponer de un sistema automático y no depender del capital humano al momento de cumplir con los protocolos de prevención sanitarios.
En momentos de incertidumbre como los que provocó la pandemia, donde el dictado de clases presenciales tuvo que suspenderse y se debió “mudar” a un sistema virtual, estas iniciativas de los estudiantes y docentes de las Escuelas Técnicas demuestran la capacidad de adaptarse a los cambios y de  lograr saltear los obstáculos que significó este año.
 

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