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Docentes y alumnos argentinos entre los 50 mejores del mundo.

Por: EDUCREAR  |  Viernes 1 de Octubre de 2021

Fundación Varkey dio a conocer la lista para los Global Teacher y Student Prize. Allí dos maestras y dos alumnos están en la nómina.



La Fundación Varkey dio a conocer a los docentes y alumnos nominados al premio que busca visibilizar el impacto que tienen en sus comunidades. Los galardones buscan encontrar aquellas historias inspiradoras de uno y otro lado de la educación.

Gisela Gómez, quién trabaja en el Instituto Provincial de Educación Técnica N°85 en General Paz, Córdoba, junto a Ana María Stelman, quién imparte clases en la Primaria N°7 del barrio Hipódromo de La Plata, Buenos Aires, quedaron seleccionadas entre los 50 finalistas del Global Teacher Prize, el premio de un millón de dólares que entrega la Fundación Varkey en conjunto con la UNESCO.

Es el octavo año consecutivo que el premio quiere reconocer el aporte a la profesión docente más destacado del año y subrayar la importancia de su rol en la sociedad. Ana y Gisela fueron seleccionadas entre más de 8000 postulaciones entre 121 países nominados de todo el mundo. 

Los parámetros que tiene el jurado para elegir a los finalistas son: resultados de aprendizajes que logran, el impacto directo en la comunidad a partir de sus métodos de enseñanza, la influencia que tienen a los chicos para convertirlos en “ciudadanos del mundo” y el reconocimiento de organismos locales.

Mientras que el Chegg.org Global Student Prize es la primera vez que se entrega y otorga 100 mil dólares al primer premio. Lisandro Acuña, del Colegio ORT de Buenos Aires, y Mario Sánchez, de la Escuela de Comercio 5005 Juan XXIII de Salta, se destacaron entre los 3500 alumnos procedentes de 94 países diferentes. 

“De uno y otro, estudiantes y docentes, sus historias nos repiten que la educación es la solución, que la educación es la herramienta de transformación más poderosa. Hay muchos elementos comunes entre ellos: creatividad, empatía, capacidad crítica, pasión, humildad y compromiso. Pero hay uno que tal vez reúna a todos ellos: todos ellos -docentes y estudiantes- son grandes aprendices”, destacó Agustín Porres, Director Regional para Latinoamérica de Fundación Varkey.

Para octubre habrá un segundo filtro dónde quedarán diez finalistas. Para noviembre se revelarán los ganadores en una ceremonia virtual que se desarrollará desde París.
 

Quiénes son




Ana María Stelman imparte clases en la Primaria N°7 en el barrio Hipódromo de La Plata a niñas y niños de una zona vulnerable. Recibida de maestra de grado y quién estudió Ciencias de la Educación, desarrolla un proyecto que, mediante la empatía, la escucha y la comprensión, implica a las familias en el desarrollo educativo de sus hijos.

No es la primera vez que Ana tiene la posibilidad de postularse al Global Teacher Prize. “Hace algunos años una amiga me postuló, pero rechacé la propuesta porque me pareció que no tenía que salir del salón, mi espacio seguro”.  Esta vez fue diferente. Durante una entrega de mercadería en medio de la pandemia, sus compañeras le insistieron que se presente debido a la manera en la que acerca conocimiento a los chicos. “Es un mimo a la carrera docente porque nosotros sabemos lo que pasa adentro del aula. Que haya un reconocimiento es fundamental para que la sociedad nos ponga en valor”.

Su método está basado en los proyectos. Stelman es una convencida de que los alumnos pueden involucrarse activamente con su entorno y le gusta descubrir “valores ocultos” en cada uno de sus estudiantes. Una de sus propuestas en Ciencias Naturales, por ejemplo, fue trabajar con el compost a base de bosta de caballo, lombrices y producción de plantines.

Durante el cierre de la escuela por la pandemia, uno de sus objetivos fue sostener la continuidad pedagógica de 37 estudiantes en proyectos de alfabetización, primero en una biblioteca y luego con actividades cotidianas para los chicos, como el trabajo diario con los caballos y los perros de la zona.

Otro de sus proyectos lo catalogó como “Los niños gobiernan la República”, que consistía en organizar elecciones entre postulantes de todas las escuelas de la ciudad para formar los cuerpos legislativos que sesionan durante un año. También, haciendo uso de la astronomía, durante la virtualidad promovió y colaboró con docentes y estudiantes de Usuhaia, Mendoza y Jujuy para medir la extensión del país con un gnomon desde el patio de sus casas.

“Me gusta promover la indagación y la pregunta para que ellos busquen las respuestas, que no se conformen con pocas respuestas, que traten de reinventar las preguntas. Es importante que entiendan que hay un mundo alrededor que tienen que descubrir”, afirma.



Gisela Gómez tiene 35 años y trabaja en el Instituto Provincial de Educación Técnica N°85 República de la India, en General Paz, Córdoba, y allí desarrolló varios proyectos científicos innovadores que resuelven problemas en la comunidad.

Su impulso generó una sinergia en los estudiantes. Gómez es una convencida de que las palabras de los maestros tienen un peso determinante en las decisiones que tomen los chicos en su futuro. “El rol docente es fundamental en la tarea de enseñar”.

Hace diez años trabaja en un equipo de docentes que lleva adelante distintos proyectos que buscan resolver alguna problemática que se presenta en el entorno educativo o el entorno local. Mediante una encuesta respecto al consumo de alimentos de los estudiantes descubrieron que había un déficit en la dieta en el consumo de proteínas o vitaminas C y E. 

“El uso del método científico en los alumnos les permite observar para poder problematizar alguna situación en el entorno escolar o local. Luego, realizan un relevamiento para poder definir pautas de trabajo y luego delinear las actividades que se van a realizar para generar una respuesta”, detalla.



Junto a los alumnos crearon dulces ricos en estos nutrientes, los mismos se encuentran elaborados a base de nopal, una especie de cactus con alto valor nutritivo, y caramelos fortificados con las vitaminas faltantes en la dieta de los jóvenes.

Anteriormente, en 2015 tomaron 245 muestras de los tanques de agua de las viviendas de la localidad de Estación General Paz para analizarlas en el laboratorio escolar. Allí pudieron verificar que había presencia de Escherichia Coli, por lo que organizaron una campaña para sanitizar los tanques de agua domiciliaros. Ese proyecto les otorgó un reconocimiento en la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología.

Además, al enterarse que una docente era celíaca desarrollaron una mezcla preparada para hornear sin gluten. “Organizamos una gran campaña para sensibilizar y concientizar sobre esta enfermedad”. Gisela Gómez expresa que los saberes que obtienen sus estudiantes de sexto y séptimo año de nivel medio especializados en Industria de los Alimentos los “empodera” ya que deben “poner en juego” muchos de los saberes que fueron adquiriendo en su trayectoria escolar.



Cuando Lisandro Acuña, alumno del colegio ORT de Buenos Aires, tenía sólo ocho años, empezó a participar en las olimpiadas de matemáticas, alcanzando el segundo puesto en la Olimpíada Nacional de Matemáticas con sólo nueve años. Hoy, centra su talento en la aplicación de las matemáticas y la informática a los problemas cotidianos. 

Junto con un equipo de tres amigos, desarrolló LectO: una aplicación gratuita que consiste en un editor de texto con características especiales que facilitan la lectura y la escritura a personas con dislexia. Posteriormente, contactaron a DISFAM -una ONG iberoamericana muy reconocida en el trabajo con la dislexia-, que ofreció su apoyo e invitó a Lisandro y a su equipo a presentar el proyecto en su conferencia bienal en Mallorca, España. “Vimos que teníamos compañeros que les costaba realizar un examen o un trabajo práctico”. En el mundo 1 de cada 10 personas tienen dislexia. 

Hasta la fecha, LectO ha ayudado a 5.000 personas, es utilizada por países como Uruguay y España (las Islas Baleares), y ha demostrado que estas herramientas tienen el potencial de cambiar la vida de las personas. “Es el resultado de mucho trabajo junto a compañeros y familiares. Valoro el poder difundir lo que hacemos los jóvenes para inspirar a muchos más a que aporten a sus comunidades para mejorar el mundo”, declara Lisandro.

El joven nominado al Global Student Prize sostiene que es vital que el sistema educativo empiece a “confiar” mucho más en los estudiantes. “Muchas veces se restringe qué estudiar y de qué manera, pero lo que no se toma en cuenta es que todos los estudiantes somos distintos” Además, destaca el valor de que los proyectos educativos sean elegidos por los estudiantes para que se “involucren” más y así generar un “aprendizaje más completo”.



Mario Maximiliano Sánchez, estudiante de la escuela de Comercio 5005 JUAN XXIII, de General Mosconi, provincia de Salta, es miembro de una comunidad de Pueblos Originarios de la etnia wichi, indígenas argentinos que enfrentan una amplia gama de discriminaciones y desafíos. A pesar de los numerosos obstáculos y de la tragedia familiar, Maxi busca superar las barreras y ayudar a su hermana menor y abuela. Anhela terminar sus estudios y también quiere ayudar a otros jóvenes wichi a lograrlo.

“La comunicación para la vida de la comunidad es vital, ya que en las oficinas públicas no entienden nuestro idioma. Es importante que haya igualdad, que los pueblos originarios recibamos la misma educación”, afirma.

Sueña con la creación de una escuela secundaria y una escuela de oficios en su comunidad para combatir la deserción escolar que ve a su alrededor; realidad que se profundiza por la maternidad adolescente. Maxi está desarrollando una aplicación que traduce del español al wichi y viceversa. La está haciendo de manera autónoma y quiere que no dependa de Internet ya que donde vive no hay conexión. 

“La aplicación tiene tres funciones: un diccionario, un lector de voz y un buscador de palabras que permiten traducir del español al wichi o viceversa”, señala.

En su comunidad es conocido por ayudar a niños y adultos en diversas tareas que implican redacción o tecnología. Mario ha ganado la medalla de oro en las “Olimpiadas de Canguros Matemáticos”, y el primer premio en el Primer Concurso Provincial de Literatura (poesía de género). También se ha interesado por los teléfonos y dispositivos móviles, aprendiendo a arreglarlos, dando tutoriales y formando parte de una comunidad en línea de reparaciones y repuestos. Con los fondos del Global Student Prize, ayudaría a otros indígenas que necesitan ayuda para escribir, y compraría herramientas y repuestos para hacer crecer su incipiente negocio.

Maxi se emparente con Lisandro, con quién ya tuvo una charla telefónica, en cuanto a que es necesario que exista un cambio en el sistema educativo que le brinde “mayor participación” a los alumnos para que sean “más creativos dentro y fuera de la escuela”.

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